Ciudad de México. El artista Damián Ortega (Ciudad de México, 1967) realizó una memoria íntima de la pandemia a través de bordar en lona una selección de portadas del periódico La Jornada, publicadas a partir del recrudecimiento de la crisis sanitaria en México. La serie Jornada laboral se presenta en el contexto de Siembra 20, exhibición montada en la galería Kurimanzutto.
En cuanto comenzó la pandemia en México, en marzo de 2020, Ortega decidió llevar un registro del confinamiento a través de dibujar con un hilo fino para bordar los elementos básicos de las primeras planas de este diario, como el nombre y la fotografía principal.
Las portadas bordadas se volvieron una especie de calendario: “Al mismo tiempo que todos estábamos muy atentos a las noticias, en la ropa, o sea, los textiles, siempre hay esta idea de calendarizar las cosas, de llevar una memoria por estaciones y patrones decorativos. En Perú, por ejemplo, existen los quipus, que son hilos de lana o algodón, provistos de nudos, que fueron empleados como un sistema de contabilidad, una especie de ábaco. Me parece que estas piezas eran un registro de una época”.
Damián Ortega tiene un taller en Tlalpan, donde lo apoyan cinco personas, pero, debido a la pandemia, no podían trabajar juntos y al mismo tiempo; entonces, “tomaban turnos, ya que les llevaba uno o dos días hacer cada portada. También laboraron en sus casas, porque la situación condujo a una obra más íntima, pequeña y personal. Además, estar en casa los condujo a la reflexión; era otra dinámica”.
El artista también borda, oficio que aprendió desde la primaria. Cuando le preguntan por qué realiza esta actividad propiamente femenina, Ortega contesta que esa idea es un prejuicio, un preconcepto, porque estas divisiones entre el trabajo de hombres y de mujeres ya no tienen lugar en la actualidad.
Máscaras y un maniquí
Al ver el conjunto de 18 bordados, al entrevistado le pareció que faltaba algo que diera más dinamismo a la exposición, y que mostrara la ansiedad que se experimentaba durante el confinamiento, así como la necesidad de buscar una nueva identidad, a la vez que soluciones y alternativas. Por tanto, para el proyecto trató de hacer una máscara diariamente, improvisando y recuperando materiales del taller.
La instalación de máscaras lo llevó a desarrollar una figura, un maniquí, vestido con ropa diseñada por él mismo. “Es una especie de animal medio depredador, ataviado con ropa de piel, con borrego, con suéter de lana. Son textiles, a fin de cuentas. Es un personaje dialéctico, porque también es un ser explotado. Es un círculo autocrítico y analítico, pues”. No es la primera vez que Ortega hace vestuarios o máscaras, aunque sí es la primera ocasión que los pone en exhibición.
Al entrevistado le gusta abordar el arte con la libertad de hacer los proyectos con los que se identifica y le gustan. Siente que, “a fin de cuentas, la lógica del trabajo es la misma, aunque a veces puede ser una instalación o un vestuario. Hay elementos escultóricos o el estudio de materiales que son constantes en mi trabajo”.
El arte, sostiene, debe ser también “un camino para acercarse a cosas nuevas, a conocer, a aprender, a que te lleve a su propia lógica con cada pieza. El estilo es algo que puede encandilar a los artistas. Tener la libertad de experimentar es algo que disfruto y agradezco”.
La serie Jornada laboral se exhibe en la galería Kurimanzutto, Gobernador Rafael Rebollar 94, colonia San Miguel Chapultepec.