Londres. La detención del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha empañado la reputación del Reino Unido como defensor de la libertad de prensa, afirmó este viernes el director de esa web, Kristinn Hrafnsson.
Assange, de 49 años, está recluido en una cárcel cerca de Londres a la espera de que la justicia británica examine el recurso presentado por Estados Unidos contra el rechazo a extraditarlo a ese país.
"El hecho de que Julian siga en prisión socava gravemente la capacidad del Reino Unido para proclamar que defiende la libertad de prensa en todo el mundo", declaró Hrafnsson a un grupo de periodista internacionales antes del Día Mundial de la Libertad de Prensa, celebrado cada año el 3 de mayo.
El australiano fue detenido por la policía británica en abril de 2019 tras pasar siete años recluido en la embajada de Ecuador en Londres. Se había refugiado allí mientras estaba en libertad bajo fianza. Era reclamado por Suecia por cargos de violación, abandonados desde entonces, pero él afirmaba temer ser extraditado a Estados Unidos por espionaje.
Assange, que cuenta con el apoyo de numerosas organizaciones de defensa de la libertad de prensa, se enfrenta a 175 años de prisión en Estados Unidos por haber divulgado más de 700 mil documentos clasificados sobre las actividades militares y diplomáticas de ese país, principalmente en Irak y Afganistán, a partir de 2010.
Washington le acusa de haber puesto en peligro la vida de informadores estadunidenses, acusación que él refuta.
Hrafnsson afirmó que los cargos contra Assange, presentados bajo el mandato del ex presidente Donald Trump, sientan un peligroso precedente para la prensa internacional.
Aseguró que Rusia y Azerbaiyán se apoyaron en el trato dado por Estados Unidos y el Reino Unido a Assange para restringir aún más la libertad de expresión y la libertad de prensa, y añadió que podría ser aprovechado por otros países en el futuro.
Por su parte, Jenifer Robinson, abogada del equipo legal de Assange, expresó preocupación por su salud.
Sus condiciones en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh son "muy difíciles" y sigue estando "muy aislado", afirmó.
Robinson y Hrafnsson pidieron a la administración estadunidense que retire los cargos contra Assange y al gobierno australiano que haga más por defender su causa.