Bruselas. El Parlamento Europeo aprobó por abrumadora mayoría el acuerdo sobre la relación pos-Brexit con Reino Unido, en un voto que pone punto final al difícil y doloroso proceso de retirada del bloque.
David Sassoli, presidente del Parlamento Europeo, anunció ayer que el acuerdo fue aprobado el martes con 660 votos a favor, cinco en contra y 32 abstenciones.
El titular del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, festejaron la decisión.
Boris Johnson, premier británico, señaló que la votación del Parlamento era “el último paso de un largo viaje”.
En tanto, David Frost, secretario británico para las relaciones con la Unión Europea (UE), apuntó que las dos partes ahora pueden comenzar un nuevo capítulo juntos “caracterizado por la cooperación amistosa entre soberanos en pie de igualdad”.
Peter Altmaier, ministro de Economía de Alemania, recordó que el intercambio comercial entre Reino Unido y la UE “sufrió una severa caída” en meses recientes.
“Esto muestra que las empresas necesitan reglas fiables. Es por eso que el nuevo acuerdo comercial y de cooperación es importante para ambas partes”, expresó.
El acuerdo sobre la relación comercial entre los dos ex asociados se arrastró agónicamente casi todo 2020 y fue finalmente sellado in extremis en diciembre, apenas a unos días del plazo final.
La parte británica ratificó el pacto en diciembre, pero el Parlamento Europeo advirtió que la revisión de las más de mil 200 páginas del tratado requeriría tiempo.
Así, el acuerdo pos-Brexit fue implementado de manera provisional, para un plazo que se vencía inexorablemente el viernes de esta semana. Londres ya había adelantado que no aceptaría una extensión.
Las relaciones entre Bruselas y Londres atravesaron en los últimos meses por una evidente crisis de confianza, en especial por iniciativas británicas relativas a la aplicación de los convenios en Irlanda.
Los europeos critican a Londres por violar el protocolo irlandés recogido en el tratado del Brexit, al mantener ciertos controles aduaneros y sanitarios entre la República de Irlanda (que sigue siendo parte de la UE) y la provincia británica de Irlanda del Norte.
La UE se había empeñado en negociar un régimen especial que impediría el establecimiento de una frontera física en Irlanda, para proteger el acuerdo de Viernes Santo, de 1998, que puso fin a la violencia en ese territorio.
Esta semana, Francia amenazó a Reino Unido con “medidas de represalia” sobre sus servicios financieros si no se aplican integralmente los acuerdos relativos a derechos pesqueros.
Desde el inicio de este año también estalló una agria disputa por los retrasos en el suministro de vacunas del laboratorio anglo-sueco AstraZeneca a la UE aun cuando Reino Unido se abastecía a tiempo.