Belfast. Víctima de las tensiones creadas por el Brexit en Irlanda del Norte, la jefa del gobierno local, la unionista Arlene Foster, anunció este miércoles su dimisión, dando paso a un periodo de incertidumbre política en la provincia británica.
Víctima de una rebelión interna en su formación, el Partido Unionista Democrático (DUP), anunció que dejará de dirigirlo a finales de mayo y que abandonará su jefatura del gobierno local a fines de junio.
"Trabajaré con el nuevo líder sobre la preparación de la transición, en cuanto sea elegido", precisó Foster, de 50 años, en declaraciones difundidas por televisión. "No se podrá hallar el futuro del unionismo y de Irlanda del Norte en la división", advirtió.
Su renuncia coincide con un periodo difícil para Irlanda del Norte, donde el Brexit reavivó las tensiones comunitarias que dieron lugar a los Troubles, las tres décadas de violencia entre católicos partidarios de la reunificación con Irlanda y protestantes, favorables a la corona británica. El conflicto dejó 3 mil 500 muertos hasta 1998, cuando se firmó el acuerdo de paz de Viernes Santo.
"Periodo de cambio"
Durante las negociaciones sobre el Brexit, Foster jugó un destacado papel gracias a la posición estratégica del DUP en el Parlamento de Londres, donde la formación garantizaba una frágil mayoría en el gobierno de Theresa May. El DUP defendía una clara separación de la UE.
Sin embargo, tras la aplastante victoria de los conservadores de Boris Johnson en las legislativas de 2019, el DUP perdió su influencia y Foster no pudo impedir que se pusieran en marcha controles aduaneros entre Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña.
La disposición, prevista por el Brexit, crea en el mar de Irlanda una frontera aduanera para evitar que la provincia y la República de Irlanda, miembro de la UE, vuelvan a estar separadas.
Londres decidió aplazar la mayor parte de los controles pero esto no calmó la ira de los unionistas, que desembocó en 10 días de disturbios a principios de abril.
Ardiente defensora de mantener la unión de su provincia con la corona británica, Foster volvió a convertirse en primera ministra de Irlanda del Norte en enero de 2020. Anteriormente había tenido que dejar el cargo por un escándalo sobre la gestión de unas subvenciones destinadas a las energías renovables.
Tras su renuncia, la viceprimera ministra de Irlanda del Norte, Michelle O'Neill, del partido republicano Sinn Fein, pidió al futuro dirigente del DUP, una formación muy conservadora, que "tome acta del hecho de que el paisaje político en nuestra isla ha cambiado", al considerar que la población desea reformas que reflejen "una sociedad moderna y progresista".
El ministro del gobierno británico encargado de Irlanda del Norte, Brandon Lewis, aplaudió en Twitter a una política "verdaderamente entregada" y el primer ministro británico, Boris Johnson, agradeció su "entrega al pueblo de Irlanda del Norte durante tantos años".
Por su parte, el primer ministro irlandés, Micheal Martin, ensalzó la labor de Foster "durante un periodo de cambio considerable", recordando que "es importante trabajar juntos por la paz y la prosperidad de todos".
Según un sondeo reciente de la BBC, una mayoría de irlandeses, tanto del Norte como de la república del Sur, cree que la isla se reunificará dentro de unos 25 años.