Santiago. El Tribunal Constitucional (TC) chileno propinó ayer una derrota rotunda y de hondas consecuencias políticas al presidente Sebastián Piñera, cuando por siete votos contra tres rechazó tramitar la inconstitucionalidad pedida por el gobernante contra un tercer retiro de fondos previsionales, aprobado abrumadoramente por el Congreso la semana pasada.
Piñera, abandonado por los parlamentarios de su coalición Chile Vamos –que junto con la oposición votó a favor del retiro, como en julio y diciembre del año pasado–, se opuso de manera obcecada a que los fondos puedan ser usados para paliar las secuelas económicas de la pandemia y entró en una pulseada al “todo o nada” con el Parlamento, desafiando en el TC la aprobación por más de dos tercios en ambas cámaras.
El gobernante, defensor del modelo de pensiones privado, buscaba así proteger la prerrogativa presidencial de tener iniciativa exclusiva en materias de seguridad social, impuestos y gasto fiscal, establecida en la Carta Magna, y que los parlamentarios burlaron mediante una “reforma constitucional transitoria”.
Apostó entonces por impulsar su propio proyecto de ley en idéntico sentido, agregando un bono de unos 280 dólares para los 3 millones de personas sin recursos producto de los retiros previos.
Pero la ilusión de Piñera se derrumbó como castillo de naipes, cuando la mayoría del TC ni siquiera quiso conocer el fondo de su alegato y en cuestión de horas lo desechó, e incluso uno de los magistrados llegó a insinuar que el requerimiento era fallido en su forma. Por la tarde de ayer el presidente anunció que declinaba su proyecto y que promulgaría de inmediato la reforma para dar acceso a los fondos.
Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca, comentó que “el gobierno ha sido humillado en tres dimensiones. Primero, ha recibido el contundente rechazo de la ciudadanía que lo apoya sólo en 9 por ciento. Segundo, ha sido esquivado incluso por los miembros de su coalición política. Desde ahora, los candidatos presidenciales y sus partidos iniciarán una feroz estampida, distanciándose cada vez más del Presidente. Tercero, ha sido bloqueado por la institución que –se suponía– le facilitaría las cosas: el Tribunal Constitucional.
“El gobierno ha sido derrotado de manera contundente y debe entender que su forma de ver la realidad se contrapone a la visión que tiene la mayoría. Si asume esta desconexión con la ciudadanía y enfrenta lo que viene de manera más humilde y realista, evitará un colapso mayor, pero de insistir en una estrategia política descabellada y fuera de toda lógica, vivirá un verdadero infierno hasta que deba entregar el poder”, agregó.
Morales estima que “en adelante, el gobierno debe entender que su tarea es administrar y gestionar, y en ningún caso insistir con iniciativas que cuentan con escaso apoyo en el Congreso”.
Lucía Dammert, politóloga de la Universidad de Santiago, dice que el gobierno y en general el oficialismo “muestran gran incapacidad para entender cuáles son los pasos urgentes para enfrentar la problemática del Covid-19 y sus consecuencias económicas”.
Ella enfatiza que “hemos perdido semanas en una discusión que termina en el punto inicial, eso es una enorme pérdida para el gobierno”, a la vez que falla la política porque “no logra acordar qué debe hacerse para paliar las dificultades económicas” y queda abierta la puerta para más retiros.
Las expectativas generadas por el tercer retiro y la posibilidad de que pudiera ser bloqueado aumentaron la temperatura social en el país durante las dos últimas semanas, dando paso a movilizaciones, paros en los puertos, protestas de transportistas y la convocatoria a una huelga general para el viernes.