El mercado laboral de México ha recuperado espacios de trabajo, pero cada vez más precarios. Mientras 10 por ciento de los trabajadores que más ganaban antes de la pandemia, recuperaron sus ingresos al cierre de 2020, el otro 90 por ciento de la fuerza de trabajo se encuentra con remuneraciones menores, reportó el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
“Lo anterior es una muestra de que la recuperación ha sido desigual y regresiva”, resumió. Recuperar los niveles de ingreso perdidos por la crisis de coronavirus puede tomar una década, como ocurrió con la recesión de 2008 y 2009, detallaron los investigadores del centro.
Mientras los trabajadores de altos ingresos prácticamente no vieron una afectación a raíz de la crisis por Covid-19, hay 2 millones de plazas menos entre quienes ganaban de 3 a 5 líneas de pobreza (9 mil 886.89 y 16 mil 478.15 pesos en ciudades), es decir en los estratos medios, y los empleos que van reapareciendo son en los niveles de ingreso laboral más bajo, detalló Luis Monroy-Gómez-Franco, autor del documento de trabajo Los impactos distributivos del Covid-19 en México.
En términos distributivos se ha polarizado más el ingreso laboral y en general hay una “igualación hacia abajo”, explicó. Es decir que no mejoraron las condiciones de los trabajadores más pobres, se deterioraron las de quienes tenían remuneraciones medias, mientras las de los más ricos salieron ilesas de la mayor recesión en 88 años.
“El problema de desigualdad que arrastramos se profundiza y las distancias quedan más marcadas. Si pensamos en términos de efectos más estructurales hacia futuro, estamos pensando en menos espacios de movilidad; tanto a mediano plazo como, si se cristaliza este patrón que estamos observando, en términos intergeneracionales”, comentó Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY.
“Ahora tenemos el desafío de sacar a más personas de la pobreza”, dijo Marcelo Delajara, director del Programa de Crecimiento Económico y Mercado Laboral del CEEY. Explicó que la crisis ha dejado “patrones poralizantes”, aumenta la precariedad laboral y se afianza la informalidad.
Menor ingreso per cápita
La crisis también “tuvo un efecto desproporcionado” en tres estados. Quintana Roo, Baja California Sur –economías altamente dependientes del turismo, uno de los sectores que resintieron en primera línea los efectos económicos de la pandemia a nivel mundial– y la Ciudad de México, que también tiene una estructura productiva principalmente enfocada a servicios.
Los trabajadores de la capital del país resintieron una caída per cápita promedio de 18 por ciento en sus ingresos. Es el estado más devastado en estos términos, detalló Monroy-Gómez-Franco. Si bien antes de la pandemia los más pobres de la Ciudad de México tenían una ingreso mayor al promedio de los más pobres a nivel nacional, esta ventaja fue borrada con el Covid-19. Eso no pasó en la población de mayores ingresos; al inicio y al final de 2020 los que reciben mayores ingresos en esa entidad, siguen concentrando las mayores remuneraciones en el país.