Las vacunas contra el Covid-19 deben ser un bien público mundial, ya que las patentes tuvieron su origen en la ciencia abierta que permitió obtener la secuencia del virus con una rapidez sin precedente, sostuvo Audrey Azoulay, directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), al participar en la inauguración del Foro Abierto de Ciencias de América Latina y el Caribe (Cilac).
En su mensaje, explicó que la emergencia sanitaria ha recordado las posibilidades que ofrece la colaboración científica, “ha permitido secuenciar el virus y si esto no se hubiera hecho desde el comienzo de la pandemia no se hubieran podido desarrollar tan de prisa las vacunas. Por ello es preciso recordar que las patentes de hoy tienen su origen en la ciencia abierta”.
Dijo que el foro, que se transmite vía Internet desde Argentina, se celebra en circunstancias particulares y la crisis pone de manifiesto que se requiere una ciencia abierta. Más de un año después del comienzo de la pandemia, tres de cuatro publicaciones científicas siguen sin ser de acceso abierto, señaló.
Azoulay sostuvo que al acentuar las desigualdades entre países se monopoliza el progreso científico en beneficio de una minoría: “los modelos de ciencia cerrada llevan a un callejón sin salida”.
Apuntó que en la Unión Europea y América del Norte hay ocho veces más investigadores que en Latinoamérica y el Caribe, por lo cual “se debe reformar a fondo la estructura científica”.