Caracas. Hasta zonas de difícil acceso en Venezuela llega el joven cubano Leslie Benítez para realizar junto a la población un trabajo formativo, recreativo y de sensibilización en torno a la pandemia de Covid-19.
Decidido a obtener sonrisas y despejar tensiones ante el impacto social de la pandemia, el asesor de la misión Cultura Corazón Adentro en el estado de Táchira creó el grupo Con el Arte al Hombro, uno de los mayores desafíos de su carrera, contó.
Junto con dos colegas del gabinete cultural de la demarcación, asumió el reto inspirado en un proyecto de igual nombre que coordinó en su natal municipio El Salvador, en la provincia cubana de Guantánamo, antes de venir a Venezuela.
Además del traslado a cuestas de instrumentos, escenografías y otros recursos de trabajo, la arriesgada experiencia profesional de los llamados médicos del alma demandó una ardua preparación en temas de bioseguridad para evitar contagios y educar a la población a través del espectáculo.
Al principio sentí un poco de miedo de infectarme del nuevo coronavirus, sostuvo. “Sin embargo, me documenté bien sobre la enfermedad y el uso de los medios de bioseguridad para trasmitírselo a los niños, jóvenes y adultos, además de protegernos”, apuntó.
Caminamos durante horas hasta llegar a comunidades distantes y “después de un arduo proceso de reconocimiento de nuestros hábitos respiratorios y de adaptarlos a las nuevas circunstancias, asumimos este desafío para enseñar desde nuestro ejemplo el autocuidado, aunque debamos apreciar las sonrisas detrás de un cubrebocas”, relató.
Mientras el personal médico de Cuba desempeña acciones por la salud y la vida en la nación sudamericana, Benítez despliega su arte con un fin humanista y sanador ante el azote del Covid-19.