Viena. Lo tenía todo: cantante de ductilidad insólita que hacía recordar a voces inmensas del pasado, como las de Margarete Matzenauer, Edith Walker o Ernestine Schumann-Heink. Considerada una de las mejores voces de la lírica mundial, la cantante de ópera Christa Ludwig falleció a los 93 años, informaron medios de comunicación austriacos.
La mezzosoprano, nacida en Berlín, pero que residía en las afueras de Viena, murió el sábado, de acuerdo con la agencia de prensa austriaca APA.
Ludwig, quien se retiró de los escenarios en 1994, fue galardonada con la Legión de Honor francesa, en 2010, por su carrera, que abarcó casi medio siglo.
La cantante ingresó en la Ópera de Viena en 1955 y actuó en el afamado Festival de Salzburgo junto al director de orquesta austriaco Karl Boehm, así como con otros prestigiosos compositores, entre ellos Herbert von Karajan, Otto Klemperer y Leonard Bernstein.
Su peculiar timbre de voz le permitió abordar una amplia gama de repertorios e interpretar a las grandes heroínas de Beethoven, Strauss, Verdi, Wagner y Berlioz. Aparte de Viena, Ludwig también era una intérprete habitual de grandes plazas de la ópera, como Bayreuth, Milán, Londres, Nueva York y Chicago.
También realizó giras internacionales, actuando en escenarios de máximo nivel, como la Royal Opera House de Londres y la neoyorquina Metropolitan Opera, entre otros.
Tras un primer matrimonio con el bajo-barítono austriaco Walter Berry, en 1972 se casó con el actor y director francés Paul-Emile Deiber, quien falleció en 2011.
Su retirada de los escenarios llegó en 1994, tras cuatro décadas de incesante actividad al máximo nivel, si bien mantuvo en agenda algunos recitales y apariciones esporádicas. Además de Viena, que se convirtió en el teatro de cabecera de su trayectoria, sus actuaciones fueron un éxito también en Estados Unidos y en los principales coliseos europeos, como el Covent Garden de Londres, La Scala de Milán o la Ópera de París, amén de los principales festivales de verano, netre ellos Salzburgo o Bayreuth.
Su debut oficial tuvo lugar en 1946 como el Príncipe Orlofksy en Die Fledermaus, en Fráncfort. Tras varias actuaciones en Darmstadt y Hannover, llegó a Viena de la mano de Karl Böhm, en 1955. En la capital austriaca interpretó más de 40 papeles, con un repertorio singularmente centrado en las obras de Richard Strauss y Richard Wagner.
Premios por decenas
Entre las decenas de premios que recibió se halla el galardón a toda una carrera musical que recogió a la edad de 81 años en Oviedo durante la gala de los Premios Líricos Teatro Campoamor.
La intérprete falleció el sábado pasado en Klosterneuburg, municipio en la periferia norte de Viena, donde residía desde hace años.
Con la muerte de Christa Ludwig “el mundo de la música pierde a la protagonista de una era luminosa e irrepetible. Heredera directa de una cultura interpretada con medios vocales infalibles e inteligencia musical, Ludwig fue una artista de referencia en un repertorio que va desde Mozart, a Wagner y Strauss a Verdi y el Lied”, difundió La Scala en redes sociales.
Su voz estaba capacitada para abordar tanto papeles dramáticos o lírico-dramáticos de soprano como de mezzo. Algunos de ellos verdaderamente fronterizos, como los wagnerianos de Ortrud, Venus o Kundry.
La revista española Scherzo, especializada en música clásica y ópera, señaló que Ludwig lo tenía todo, “graves, agudos, amplio centro, rotundidad emisora, igualdad de un timbre opulento, cuajado de metálicas irisaciones.
“Basta escuchar la sorprendente interpretación de una joven Ludwig de la inmolación de Brünnhilde de El crepúsculo de los dioses, grabada con Knappertsbusch en 1953, para comprender la grandeza de la cantante que acaba de desaparecer.”
La última actuación de Christa Ludwig en La Scala se remonta a 1992 durante la Temporada Filarmónica con la Rückert-Lieder, dirigida por Ricardo Muti.