París. Con su eterna corbata de moño (pajarita), el diseñador Alber Elbaz, artífice del resurgimiento de la firma Lanvin, falleció a los 59 años de Covid-19.
“Con sorpresa y enorme tristeza me enteré del fallecimiento de Alber”, indicó ayerJohann Rupert, el presidente del grupo de lujo Richemont en un comunicado. Con él claboraba ahora Elbaz.
“Era un hombre de una calidez excepcional y con mucho talento; su visión singular, su sentido de la belleza y de la empatía dejarán una marca imborrable”, agregó Rupert quien no precisó la causa del fallecimiento.
Una portavoz de la firma suiza confirmó que Elbaz falleció de Covid-19 el sábado, pero no quiso confirmar los rumores según los cuales había estado ingresado en el Hospital Americano de París.
La veterana periodista de moda Suzy Menkes había afirmado en su cuenta de Instagram que el diseñador falleció “tras tres semanas de lucha contra el covid”.
Reconocible por su silueta oronda, sus gafas... y su pajarita, Alber Elbaz marcó el mundo de la moda con sus vestidos, a menudo negros, que tanto gustaron a actrices como Natalie Portman, Cate Blanchett o Sienna Miller.
Israelí nacido en Marruecos, Alber Elbaz dio los primeros pasos en el mundo de la moda con el creador estadunidense Geoffrey Beene, en Nueva York.
Después, en 1996, trabajó con Guy Laroche, hasta que dos años más tarde aceptó el difícil reto de suceder a Yves Saint Laurent en la línea prêt-à-porter de la compañía francesa.
En 2001, se hizo cargo de Lanvin y, en los 14 años que estuvo al frente de la firma, la más antigua casa de moda francesa, fundada por Jeanne Lanvin en 1889, revolucionó la empresa y la proyectó a escala internacional.
Estilo y visión
En Lanvin consolidó su estilo y su visión de la moda para las mujeres, con diseños funcionales que acompañan a su cuerpo.
“Las mujeres son más independientes, se atreven más. No dependen de su marido, que les da un cheque para comprarse un vestido. Tampoco de un estilista (...) Un vestido tiene que acompañarlas. Con él, tienen ganas de moverse, de vivir. El movimiento es esencial para mí, es la vida”, aseguró en una entrevista al semanario francés L’Express en 2008.
En 2015, dejó Lanvin. Un salida brutal y traumática para el diseñador, que tardó años en superarlo.
Estuvo un tiempo fuera de los grandes proyectores, e hizo algunas colaboraciones, como la que firmó para Tod’s en bolsos y zapatos, u otra con las zapatillas Converse.
A finales de 2019, se asoció al grupo suizo Richemont para crear su propia marca, AZ Factory, con la idea de que sea “funcional y convenga a todo el mundo”.
“Es un nuevo inicio. Una marca de lujo digital basada en la innovación y la tecnología, pero, antes que nada, un lugar donde hacer experimentos y probar nuevas ideas”, sostuvo en el lanzamiento de la marca.
Un nuevo arranque que desgraciadamente ha durado poco y deja un vacío en la industria, meses después del fallecimiento por Covid-19 de Kenzo.