Al menos 25 fallas en el suministro de energía eléctrica, descarrilamiento de convoyes, cortos circuitos, humaredas por zapatas pegadas y flamazos han padecido los pasajeros del Metro en lo que va del año, mientras en 2020 se quedaron atrapados a mitad del túnel en la interestación Panteones-Cuatro Caminos, de la línea 2, y en la estación Culhuacán, de la línea 12, que los obligó a caminar por las vías en medio de la oscuridad.
La mayor parte de los desperfectos ocurridos de 2019 a la fecha ocurrieron en las líneas 1, 2, 3, 7, 8, 12, A y B sin que el Sistema de Transporte Colectivo (STC) haya precisado las causas de los siniestros.
El 8 de mayo del año pasado, uno de los trenes se quedó en el túnel entre las estaciones Culhuacán y Atlalilco, de la línea 12, por una supuesta falla eléctrica, a pesar de que 20 por ciento de las 195 estaciones del Metro con menor demanda fueron cerradas con la finalidad de aumentar la frecuencia de trenes y disminuir aglomeraciones al inicio de la pandemia.
El 6 de diciembre de 2019, un tren que circulaba de la estación San Joaquín a Tacuba, en la línea 7, se quedó varado. Los pasajeros reportaron en redes sociales que estuvieron dentro del convoy en el túnel más de una hora en medio del humo.
El documento Diagnóstico sobre el servicio y las instalaciones del SCT 2013-2018, publicado por el organismo, refiere que, en promedio, entre 2012 y 2015 ocurrieron 3 mil 733 averías reales por año, y advirtió que “para los equipos y sistemas electrónicos, las incidencias tienden a incrementarse debido a que la mayoría han rebasado su vida útil y presentan gran obsolescencia tecnológica”.
El martes 20 de abril, el STC indicó que en la zona de maniobras de los talleres de Ticomán de la línea 3, “un tren en movimiento en las vías de pruebas sufrió el descarrilamiento de su tercer carro”, que no afectó el servicio, pero en la misma línea, el 10 de febrero se registró un flamazo en la parte inferior del tercer carro del convoy en la estación Indios Verdes, que se atribuyó al agua de lluvia que provocó un arco eléctrico, por lo que los usuarios fueron desalojados.
Otra incidencia ocurrió el 12 de enero pasado en la zona de maniobras anexa a la estación La Paz, de la línea A. Al estacionar un tren, éste se desvió del carril de vía. El 15 de enero, en la estación Tepalcates, de la línea A, el humo en uno de los trenes fue atribuido a zapatas pegadas.
Mientras el 16 de enero, en la estación Cerro de la Estrella, de la línea 8, se registró una humareda, según el STC por un objeto arrojado a la zona de vías; el primero de febrero, en la estación Miguel Ángel de Quevedo, de la línea 3, un tren registró presencia de humo por zapatas pegadas.
El servicio se interrumpe también por objetos arrojados, como ocurrió en marzo por una muleta en el cajón de vías en Pantitlán; el 5 de febrero se cortó la corriente eléctrica en la estación Tacubaya, de la línea 9, porque un hombre caminaba por la vías al referir que se quedó dormido y buscó salir.
Además de la presencia de basura acumulada en las estaciones Hidalgo y Guerrero, de la línea 3, el 10 de febrero; el retiro de un perro en la estación Zaragoza en febrero, y el 29 de marzo, los trenes redujeron la velocidad luego de que una lancha de cinco metros de eslora quedó incrustada en la malla ciclónica de la interestación Bosques de Aragón-Deportivo Oceanía, de la línea B.