El proyecto Tlacuilo, del artista Pedro Reyes, llega al Museo de Arte Carrillo Gil (MACG) con su cuestionamiento a la noción de biblioteca, el espacio, el uso y las dinámicas de préstamo de los repositorios de libros públicos en México.
Inaugurada junto con otras tres exposiciones que se mantendrán en ese recinto hasta el 27 de marzo de 2022, es la primera vez que esa iniciativa activa una biblioteca pública: el Centro de Documentación del Carrillo Gil, que pondrá a préstamo del público interesado una selección de su colección de libros de arte.
Lo singular de este “experimento social”, echado a andar en 2019 por Pedro Reyes con su biblioteca personal, es que promueve no sólo el préstamo a domicilio de libros, sino de otros productos culturales, en este caso discos elepé y ¡hasta obras de arte!”
Los álbumes pertenecen a la colección Voz Viva de México, realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mientras las obras de arte son parte de “la primera Biblioteca de arte de México”, ambas colecciones provienen del acervo personal del artista.
El propósito de este proyecto, explica su creador, es que el público interesado pueda llevarse ese material, estar en contacto íntimo con él en un ambiente doméstico y lo tenga en casa, en el caso de las obras de arte, hasta por tres meses.
“Una biblioteca que no presta no es una verdadera biblioteca, es una cárcel de libros. Los libros son alimento del alma, tenemos hambre de ellos, queremos comérnoslos; liberen a los libros, y eso es lo que estamos haciendo ahora para que estén cerca de ti, puedas llevarlos contigo, acostarte con ellos, tomarte el tiempo que se necesita para que realmente esa transmisión espiritual que pasa de la página a la mente pueda ocurrir.”
Según la curadora Aleida Pardo, “el acto de hacer público un bien privado –en este caso el de Pedro Reyes– es ya un hecho simbólico que trasciende la dimensión original del proyecto, pues se convierte en un espacio para potenciar otro tipo de convivencia social, un recordatorio de que la confianza no es sólo uno de los principios fundacionales de una biblioteca, sino la posibilidad de imaginar otra relación humana, no mediada por un factor económico”.
Poesía intervenida
Otra de las muestras es El cántaro roto, mediante la cual la poeta y narradora Carmen Boullosa rinde homenaje a Octavio Paz, mediante la intervención colectiva del poema El cántaro roto (1955).
Boullosa reproduce los versos mediante una recreación visual y textual, además de que una serie de artistas invitados colaboran en la intervención para realizar, a partir de uno de los fragmentos de ese texto, sus propuestas en diferentes medios. Entre los participantes se encuentran los escritores Verónica Volkow, Aurelio Asiain y Alberto Ruy Sánchez, además de la actriz María Aura, la ceramista Minerva Ayón y el productor Alonso Barrera.
Tiempo compartido y Pos’ se acabó este cantar son los títulos de las otras dos exposiciones inauguradas el sábado en el museo Carrillo Gil (avenida Revolución 1608, San Ángel), recinto que, además de disponer de filtro sanitario, sólo admite, por el momento, 20 por ciento de su aforo, lo cual implica a 110 personas como máximo y a 17 en las salas.