Ciudad de México. Concebido desde su origen como “un laboratorio de culturas subterráneas” y “accesible para toda la pandilla”, el Multiforo Cultural Alicia, a lo largo de su historia ha sorteado diversas batallas; la más reciente, el impacto de la pandemia de Covid-19.
El recinto ubicado en la colonia Roma, conocido por sus graffitis es, desde hace 25 años, un referente en los ámbitos cultural y artístico, donde han formado parte de su identidad infinidad de músicos, grupos y colectivos “dándole espacio a las expresiones que no tenían cabida desde esa época; tampoco se pensó en que fuera un espacio de moda, bar o antro”, recordó Ignacio Pineda, fundador del multiforo.
Hace una semana, luego de más de un año, el Alicia, abrió sus puertas, con aforo para 60 o 90 personas y las medidas sanitarias requeridas por las autoridades. La música regresó y las actividades se espera continúen según lo determine el semáforo epidemiológico, dijo Pineda.
A lo largo del confinamiento, el equipo del Alicia tuvo que planear formas de subsistir. Realizaron una campaña para recaudar fondos, sacaron sus discos, carteles y libros, los cuales vendieron a quienes quisieron sumarse para apoyar la causa. Pero también se quedó en proyecto un posible cambio de sede.
Ahora, a cinco lustros, Pineda recuerda aquellos momentos que marcaron la historia del multiforo. “Entonces no teníamos oportunidad de trabajar con bandas grandes porque eran muy costosas y con requerimientos muy elevados, pero la única que nos buscó y pidió una fecha fueron los Jaguares; a los seis meses que abrió el Alicia, la mánager del grupo solicitó armar la primera fecha” en el lugar. Después, en ese pequeño escenario se han presentado agrupaciones nacionales y extranjeras de todo tipo de géneros, conocidas o debutantes.
También “fue el primer espacio que comenzó a hacer graffitis; los chavos llegaban a observar a Ben Frank, cómo utilizaba el espray y su técnica para usar el bote. Fue al primer maestro que vieron en este lugar, pero también tenemos importantes diseñadores, como Andrés Ramírez, quien hizo el logo del gato Cheshire, muy a lo punk”.
Puntualizó: “Además de la música, el recinto fue concebido para presentaciones de libros, proyección de documentales, charlas, talleres y clínicas gratuitas (de luces, audio). Nunca se pensó hacer negocio o empresa sino trabajar, generar y ser autogestivo”.
Incluso, admitió Pineda, “nunca creí que el Alicia fuera a durar mucho, porque es bien difícil trabajar a la par de lo que ofrece el mundo del espectáculo, pero llevamos estos años proponiendo bandas y escuchando diversos géneros. La idea original fue: Hagámoslo nosotros junto con los grupos y el público; no dependamos de la industria y así ha sido hasta la fecha”.
Tampoco “hemos hecho diferencias entre bandas grandes o chicas y no nos hemos casado con un estilo musical; las propuestas cambian cada día: surf, punk, garage, rupestres, reggae, hip hop, ska, blues, concierto para niños, presentaciones de mujeres para mujeres. Es diverso y abierto”, destacó Ignacio Pineda.
Entre las batallas que han sostenido, Pineda sabe que la pandemia impactó al equipo y al foro del Alicia, pero “desde hace 25 años hemos peleado una, que no se ha logrado, que los espacios culturales independientes autogestivos sean reconocidos ante la ley”.
Destacó: “No sé por qué se nos castiga tanto; además en esta pandemia no hemos tenido apoyos, es como si no existiéramos para los funcionarios locales y federales; nadie volteó a ver cómo le hacíamos para resistir; de entre 10 o 12 espacios que estábamos en la ciudad, tipo Alicia, la mitad cerraron porque no tuvieron para pagar rentas y sueldos”.
La emergencia sanitaria, la cual “nunca se pensó que iba a ser tan larga, ha sido muy difícil para los músicos; es un sector que lleva un año sin tocar; muchas bandas no van a aguantar; muchos proyectos van a desaparecer porque no ha habido presentaciones”.