La pandemia de Covid-19 los obligó a alejarse por casi un año de la montaña, pero los alpinistas mexicanos Badía Bonilla y Mauricio López, quienes integran Una pareja en ascenso, retornaron a los desafíos extremos para conquistar el 16 de abril la cima del Annapurna, la décima cumbre más alta con ocho mil 91 metros de altura. La hazaña es apenas la primera parte de una expedición en la que también buscarán subir al Dhaulagiri, para por primera vez alcanzar dos puntas consecutivas en la cordillera del Himalaya.
“No hay plazo que no se cumpla ni fecha que no llegue”, fue la frase con la cual celebró Una pareja en ascenso su logro al compartir en redes sociales su bitácora.
“Pensamos que Annapurna era solamente una montaña peligrosa por las avalanchas que suceden en cualquier punto donde se encuentre uno parado, pero también es muy fría y su ruta normal es extremadamente larga para llegar a la cima”, detallaron.
El primer intento por conquistar al Annapurna fue en 2012 cuando tuvieron que detenerse al ser sorprendidos por tres avalanchas. Ahora, las complicaciones llegaron desde la planeación al tener que posponer por un año este proyecto debido al Covid-19, aun cuando tenían los boletos pagados y el equipo listo.
En la travesía, los obstáculos fueron más gélidos y tuvieron que recurrir a apoyos externos. Desde el 15 de abril buscaron alcanzar la cumbre, pero un error de cálculo con las cuerdas “nos obligó a regresar al campo cuatro a 6 mil 985 metros de altura”, misma longitud que el Aconcagua en Argentina.
Respaldados en su experiencia por haber ascendido en ocasiones anteriores picos de más de 8 mil metros, intentaron retar a la montaña sin oxígeno suplementario, pero el frío los hizo entender su error.
Incluso “con tres capas de ropa, sentimos un intenso frío”, relatan en su bitácora. No era para menos, al enfrentar temperaturas de hasta menos 40 centígrados. “Regresamos al campo cuatro con enfriamiento en pies y manos”.
En el ambiente extremo de la cordillera toda experiencia es vital para sobrevivir y seguir en ascenso. Al siguiente día emprendieron el segundo intento, pero esta vez con nuevas cuerdas que recibieron con ayuda de un helicóptero y respaldados desde el inicio con oxígeno suplementario para evitar el enfriamiento.
El reto ahora fue la paciencia. Una travesía que esperaban concluir en tres o cuatro horas se duplicó en tiempo debido a la cantidad de alpinistas que buscaban la misma empresa.
“Delante de nosotros iba el grupo puntero como de 15 personas. Caminábamos y caminábamos y parecía que nunca llegaríamos a la base del colador. Es difícil calcular la dimensión de la montaña.
“El colador tiene una longitud de aproximadamente 300 metros cubiertos de hielo y nieve recién caída. Tardamos dos horas en superarlo debido a la cantidad de personas que éramos y el trabajo que los sherpas hacían de fijar cuerdas.”
Así, aun cuando el mundo se vio detenido por una pandemia, Bonilla y López evadieron por instantes esa realidad y lograron su novena cumbre de 14 que intentan conquistar. “Es como un mensaje de esperanza”, había dicho Badía meses antes de iniciar la expedición.
Entre el viento frío y un escenario nevado, desplegaron una bandera tricolor para festejar el logro. Y es que el recorrido tenía un sabor patriótico debido a que los acompañaba la también mexicana Viridiana Álvarez, quien alcanzó su sexta cumbre de más de 8 mil metros.
Sin embargo, cuando se es adicto a la adrenalina del desafío, una hazaña es poco. Ahora, Una pareja en ascenso tomará un respiro de unos días en Nepal para retar al Dhaulagiri, un macizo montañoso de más 8 mil 167 metros y considerado como el séptimo pico más alto en el mundo.