Washington. El presidente Joe Biden llamó ayer al mundo a “actuar” para frenar el calentamiento global, al asumir un mayor compromiso de Estados Unidos para reducir las emisiones contaminantes, postura aplaudida por la comunidad internacional tras la negación durante la era Donald Trump.
Al dirigirse a más de 40 líderes mundiales en una cumbre climática por el Día de la Tierra, auspiciada por la Casa Blanca y celebrada de manera virtual, Biden anunció que la primera economía del mundo disminuirá las emisiones de gases de efecto invernadero entre 50 y 52 por ciento para 2030 en comparación con los niveles de 2005.
El mandatario anfitrión admitió que Washington es responsable de “menos” de 15 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta, pero advirtió que “ningún” país puede solucionar este problema global por sí solo y “todas” las economías deben de pasar a la acción.
“El costo de la inacción sigue aumentando. Estados Unidos no esperará”, sostuvo el mandatario en la reunión que concluye hoy, y aseguró que es “un momento de peligro, pero también de oportunidad”. Aseveró que “hay poco tiempo” para abordar el calentamiento global, pero explicó que “se trata de proveer un futuro mejor para todos”.
El gobierno de Biden traza con este anuncio una administración con energía limpia, en la cual las fábricas producen baterías modernas para la exportación, los trabajadores dependen de una red eléctrica nacional eficiente y equipos sellan plataformas petrolíferas, gasíferas y minas de carbón abandonadas.
El compromiso de reducción hasta de 52 por ciento marca el regreso de Washington a los esfuerzos mundiales a favor del medio ambiente, luego de cuatro años de no asumir ningún compromiso durante la presidencia de Trump, quien retiró a su país del Acuerdo de París, y al cual Estados Unidos retornó con la llegada de Biden a la presidencia.
El pacto, firmado en 2015 en Viena, compromete a las naciones a emprender medidas para mantener los aumentos de temperatura en no más de 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales y en lo posible situarlo apenas arriba de 1.5 grados para evitar cambios o efectos severos en el clima.
Los científicos sostienen que los cambios climáticos causados por plantas de carbón, motores de automóviles y el consumo de combustibles fósiles en general agravan las sequías, las inundaciones, los huracanes, los incendios forestales y otros desastres.
Biden prometió duplicar para 2024 la ayuda oficial a los países en desarrollo para hacer frente al cambio climático, en comparación con los niveles registrados 10 años antes.
En su turno, el presidente de China, Xi Jinping, detalló que su gobierno comenzaría a eliminar el uso del carbón de 2026 a 2030, además de alcanzar una neutralidad climática en 2060. “Nos hemos comprometido en un plazo mucho más corto que el que se podría dar en otros países”, subrayó.
También propuso una agenda de seis puntos para la construcción conjunta de una comunidad de vida entre los seres humanos y la naturaleza.
Su par de Rusia, Vladimir Putin, expresó que la conversación “demuestra cuánto compartimos todos esta preocupación global y el interés en redoblar el esfuerzo internacional”, y resaltó la prioridad de reducir sus emisiones en 2050 “de forma significativa”, tras haberlas rebajado ya a la mitad respecto de 1990.
Mencionó que la cuestión no sólo pasa por aminorar las emisiones, sino también por absorber el dióxido de carbono que ya se ha acumulado en la atmósfera y ha puesto el foco en la importancia de rebajar, al menos a la mitad, para 2050, el metano actual.
El premier de India, Narendra Modi, dio a conocer un acuerdo alcanzado con Estados Unidos para lanzar una agenda bilateral de energía limpia en 2030 por la cual se movilizarán inversiones y programas de cooperación conjunta.
Apuntó que la huella de carbono de India es 60 por ciento inferior a la media global debido al estilo de vida “aún arraigado en prácticas sostenibles” de su población. Recalcó la “importancia de un cambio de estilo de vida global”.
En tanto, el premier de Japón, Yoshihide Suga, indicó que su país apunta a reducir las emisiones de carbono a 46 por ciento para 2030, frente a los 26 puntos a que se había comprometido con anterioridad.
Mientras, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ofreció que su gobierno bajará sus emisiones entre 40 y 45 por ciento también para 2030, cuando en 2005 había anunciado una disminución de 30 puntos. Apremió a “actuar ahora porque no hay vacuna contra un planeta contaminado”.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fijó el objetivo de “neutralidad de carbono” del gigante sudamericano para 2050, lo cual supondrá absorber tanto como emitir. También se comprometió a “eliminar la deforestación ilegal en Brasil para 2030”.
Nuevas “reglas del juego”, dice Boris Johnson
El primer ministro británico, Boris Johnson, quien acogerá en noviembre la 26 Cumbre del Clima de la Organización de Naciones Unidas en Glasgow, cuya finalidad es mejorar el Acuerdo de París, elogió el compromiso de Biden y lo consideró un “cambio de reglas de juego”.
En cuanto a Francia, el presidente Emmanuel Macron garantizó que su gobierno “cumplirá” con sus compromisos climáticos, pero reclamó la necesidad de regular este año el precio del carbono, fundamental para avanzar en la descarbonización, así como en la justicia climática por medio de una acción ambiental creíble y sostenible.
La Unión Europea anunció esta semana que reducirá sus emisiones “al menos 55 por ciento” para 2030 con relación a 1990, después de que Reino Unido prometió bajar las suyas 78 puntos para 2035.
La canciller federal alemana, Angela Merkel, declaró que es “una alegría ver que Estados Unidos está de vuelta, porque el mundo necesita de su contribución si quiere lograr objetivos ambiciosos”.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, celebró los compromisos adquiridos en la cumbre, pero instó a emprender acciones inmediatas por un “planeta verde” porque en la actualidad la Tierra está “al borde del abismo”.
Guterres precisó que se deberán dar subsidios y se requerirán inversiones en infraestructuras que dejen atrás el financiamento al carbón, para que entre 2030 y 2040 los países logren esta transición, e insistió en la responsabilidad de los países más ricos para facilitar la inversión a los menos desarrollados.