Antes de viajar a Apatzingán, Michoacán, donde este viernes oficiará una misa por la paz y la seguridad en el poblado de Aguililla, el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, lamentó la narcoviolencia en esa entidad. También estará en el poblado El Aguaje, donde dará un mensaje y bendecirá a los habitantes.
En esa región se enfrentan dos grupos criminales, uno de Michoacán y otro de Jalisco, lo que ha propiciado que decenas de familias huyan de sus hogares.
Esta semana policías fueron atacados con drones que les lanzaron explosivos y hubo dos lesionados; además, persisten un bloqueo y corte de carreteras que impiden la llegada de víveres e incluso trasportar a los enfermos a Apatzingán.
Al oficiar una misa ayer en la Basílica de Guadalupe, el representante del papa Francisco en el país expuso: “Estoy saliendo para Michoacán, a la Tierra Caliente, para expresar la solidaridad, la cercanía del Papa con esta población.
“Pongo a ellos (a los habitantes de esa zona) y a todo el pueblo mexicano a los pies de nuestra madre (la Guadalupana) para que nos libre de esta violencia que nos azota”, expresó.
Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y Alfonso Miranda Guardiola, secretario general del mismo organismo eclesial, calificaron de “valiente” la visita de Coppola a Aguililla.
Manifestaron que les duelen “las familias desplazadas, las personas heridas y fallecidas producto de esta barbarie que anida en estas y en otras muchas comunidades de nuestra geografía nacional”.
Confiaron en que la presencia del jerarca de la Iglesia católica contribuya a generar “frutos abundantes de paz y bienestar”.
Cristóbal Ascencio García, obispo de Apatzingán, acompañará al nuncio en su visita a Aguililla.