La gira virtual de la Enciclopedia Fonográfica del Jazz en México entra a su cuarto mes de actividades. El pasado 8 de abril aterrizó en San Luis Potosí y el 9 en Hermosillo. El próximo jueves 15, Julio Flores y Luis Navarro le darán la bienvenida en San Cristóbal de las Casas.
Pero el periplo no sólo ha servido para presentar este libro. Músicos, productores y periodistas han aprovechado sus encuentros en streamyard (cortesía de la Fundación Sebastián) para platicar y debatir sobre la escena del jazz en cada una de las ciudades visitadas.
Éstos son algunos testimonios:
Luis Ernesto López (bajista, Playa del Carmen). Durante varios meses no hubo música en vivo en los lugares de costumbre, pero los artistas siguieron trabajando con el Instituto de Cultura, tocando de manera virtual y luego híbrida con poca gente. Y el 3 de abril el cuarteto de Rey David Alejandre inauguró el club de jazz Mingus, ya como concierto presencial. La escena creció, porque también se abrió el hotel Arte, donde todo está enfocado a cuestiones artísticas y contrataron a muchos jazzistas de todo el país.
Juan Alzate (saxofonista, Morelia). Como en casi todos lados, había cierto nivel de actividades presenciales, con varios lugares donde regularmente se presentaban bandas de jazz o de blues; y actos esporádicos donde también había actividad jazzística. Con el Jazztival teníamos todos los actos de manera presencial. Ya con la pandemia, estuvimos en cero, no hubo absolutamente nada. Después empezaron las cuestiones híbridas, entre digitales y presenciales, que fue una modalidad en 2020. En lugares menos complicados, como Tlalpujahua, pudimos hacer una extensión del Jazztival de manera presencial. Ya después, en Morelia, un lugar que se llama Amati estuvo presentando una banda cada semana.
Arturo Palafox (pianista, Guadalajara). Antes de la pandemia empezaban a surgir muchos espacios para fortuna de los jazzeros. Yo veía mucho movimiento, podías tocar dos o tres veces por semana. En cuestión económica no era gran cosa, pero ya cualquier cafecito te ofertaba algo de jazz, aunque sea una vez a la semana. Se creó una nueva comunidad, además de los jazzistas de toda la vida. Pero con la pandemia se cerró todo, no sólo para el jazz. Lo que nos salva es la buena voluntad y las ganas de hacer música, porque la música no puede parar, aunque sea con videos y con grabaciones.
Óscar Mayoral (flautista, Hermosillo). Yo estaba muy metido con un doctorado, pero veía que la escena estaba muy activa, ya que Alejandro Corona llegó a instalarse a estas tierras y él le dio un levantón muy fuerte a las actividades, haciendo un puente generacional con una nueva camada de jazzistas veinteañeros que se empezaron a formar con él allá en Xalapa; y luego los que estamos en medio de esas dos generaciones. Christian Orozco, baterista, organiza el Festival Solaría. Pero toda la efervescencia se fue apagando con la pandemia. Lo bueno es que empezaron a salir producciones, sobre todo la casera. Nosotros lanzamos dos discos durante la pandemia. Ahora se están reactivando las tocadas.
Roger Nuncio (baterista, Monterrey). La escena estaba muy activa antes de la pandemia. Había muchos lugares donde se tocaba jazz; no como clubs de jazz tal cual, pero había muchos lugares donde ya era una tradición presentar jazz los miércoles o los viernes. Yo tenía mínimo cuatro días a la semana ocupados, y a veces rotándome en dos lugares. Igual otros compañeros. Y a raíz de la pandemia, algunos de esos lugares tuvieron que cerrar permanentemente. Y ahorita que ya se está reactivando todo, sólo han podido reabrir dos o tres lugares; el Maverick es uno de ellos.
Josué Pulido (guitarrista, Villahermosa). Antes había un movimiento muy suave, muy lento. Por eso nosotros con Cha/Co Project siempre intentamos ir hacia Ciudad de México y Puebla y otros lugares aledaños. Nosotros siempre hemos intentado crear público, buscando foros, invitando a otros músicos. Porque cuando has venido, tú has notado que sí hay gente deseosa de escuchar jazz, pero todavía no encontramos la llave para involucrar a todas esas personas. Y los músicos no quieren arriesgar, porque tocando jazz no sacan el pago que sacan con un hueso. Y con la pandemia cerraron todos los bares, los de rock, los de jazz. Todo. Salud.