Con un presupuesto anualmente reducido por las políticas de austeridad de la actual administración, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) tiene a su cargo emitir las disposiciones administrativas generales para la creación del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Panaut), así como instalar, operar, regular y mantener dicha base de datos, que en su primer año costará 109 millones 864 mil pesos.
El presidente del organismo, Adolfo Cuevas, destacó en entrevista radiofónica que no se cuenta con los recursos para iniciar la implementación del padrón, por lo que se pedirá una ampliación presupuestal al Congreso.
De acuerdo con un par de documentos que el IFT envió a Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, luego del primer año se necesitarán inversiones anuales de 88 millones 584 mil pesos para dicho padrón.
Son varios los puntos del Panaut sobre los que el regulador en telecomunicaciones mostró dudas, según consta en los documentos que remitió al Senado Merilyn Gómez Pozos, coordinadora general de Vinculación Institucional del IFT, entre ellas: ¿qué datos biométricos se recogerán con las líneas telefónicas?
Ayer, en la conferencia de Palacio Nacional, Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario federal de Seguridad Pública, y el presidente Andrés Manuel López Obrador dijeron que lo ideal sería que el Panaut asocie una línea telefónica con una huella digital como dato biométrico. Sin embargo, ni la iniciativa ni los cambios aprobados por el Congreso, ni lo publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) hacen dicho matiz.
Mecanismos contra la suplantanción de identidad
El documento enviado por Gómez Pozos al Senado abunda sobre los cambios al artículo 180 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y la mención a “datos biométricos del usuario”; subraya que dicha referencia resulta “amplia e insuficiente para conocer con certeza qué datos biométricos serán recabados y cuál es el vínculo que existe entre la información y su finalidad”.
En la misma, detalla que en aras de que el nuevo padrón no repita las “deficiencias que, en su momento, tuvo el Renaut (Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil)”, son necesarios mecanismos contra la suplantación de identidad, relacionar el nuevo registro con una política nacional de identidad digital y herramientas para que el usuario que recibe una llamada pueda saber si quien le llama está plenamente identificado o no.
Subraya que el Renaut mostró que los delincuentes usaron información falsa para cometer ilícitos y sólo 65 por ciento de los usuarios se apuntó; por ello, dice, con el Panaut “será complicado determinar en qué momento dicho padrón es totalmente confiable y fidedigno para entonces poder actuar contra alguna persona que haya hecho un uso ilegal de su línea”.
Además, reconoce que “no existe un sistema o plataforma informática que sea invulnerable a ataques maliciosos o incidentes de seguridad, sea de manera intencional o por falta de cuidado. En este sentido, la existencia de datos biométricos en el padrón constituye un aspecto muy sensible (...) un nuevo registro que contenga millones de datos de usuarios se constituye en un blanco que es susceptible de sufrir vulneración de datos personales, poniendo en riesgo a las personas titulares de las líneas telefónicas”, advierte.