Trabajar con Francisco Toledo (1940-2019) era toda una experiencia, tanto para sus allegados como para su propia familia, asegura su hija Sara López Ellitsgaard, presidenta de la asociación civil Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo. La instancia coordinó, junto con la Casa de México en España (CME), la exposición Toledo ve, que será abierta en su sede de Madrid el 29 de abril.
A Toledo le gustaba trabajar “rápido”, continúa López Ellitsgaard. Estar a su lado representaba una “enseñanza muy grande. Para mí hay pocas personas que trabajaron con tanta energía y tanto gusto por resolver y hacer las cosas. Es algo que extrañamos mucho. No dejaba las cosas en palabras. Tanto en sus proyectos culturales como en los institucionales, el ritmo era muy rápido, porque su preocupación era atender las situaciones de forma inmediata”.
López Ellitsgaard ya llevaba varios años de trabajar al lado de su padre. Parte de su quehacer giraba en torno a las exposiciones, ver su itinerancia, los montajes, acompañar y dar seguimiento a los temas que se manejaban alrededor de ellas.
Cuando Toledo ve debutó en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), el mismo artista se encargó de la curaduría y el montaje, junto con Trine Ellitsgaard. Era la primera vez que se mostraba la faceta de Toledo como diseñador. Desde un principio existió la posibilidad de llevarla a Madrid, pero la invitación de la CME se concretó tiempo después.
–¿Qué significaba el diseño para el maestro?
–La idea detrás de Toledo ve es que las personas puedan ver las cosas que tienen en su entorno, tomar elementos para mirarlos de otra forma o aplicarlos de otra manera. Tal vez hacer un nuevo diseño o un arte objeto o simplemente rescatar esa forma de diseñar, como todo el trabajo que el maestro Toledo hizo con los mosaicos o con la herrería. Es decir, presentar algo que estaba allí desde hace muchos años y solamente darle una vista diferente.
En el MNCP se presentaron cerca de 700 piezas, pero a España viajaron sólo 600. Algunas de coleccionistas particulares no pudieron llevarse debido a su fragilidad. Las conchas de tortuga no se fueron “por temas de aduana”, señala López Ellitsgaard. Agregó que la museografía se hizo entre “Trine Ellitsgaard, Jou Morales y yo”.
El público español podrá ver gran cantidad de técnicas artesanales mexicanas, señala la entrevistada: “Hubo mucho énfasis en que la muestra se presentara sin cédulas para que los visitantes imaginaran de dónde venía la inspiración, además de los materiales empleados”.
Toledo ve se complementará con un taller de afelpado impartido de forma virtual desde el Centro de las Artes de San Agustín. El área infantil se hará acompañar de cuadernos de iluminar para que los niños coloreen una obra del artista.