Ciudad de México. Durante la pandemia de Covid-19, la violencia de género “ha aumentado de manera exorbitante” en la región Montaña del estado de Guerrero, sin que las autoridades hayan mostrado voluntad para investigar y sancionar a los responsables, advirtió el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
Durante la presentación de la campaña “Mar de agravios, montaña de quebrantos”, el director del mencionado colectivo, Abel Barrera, señaló que existe un fenómeno de “violencia focalizada” en contra de las mujeres de la región --muchas de las cuales son indígenas--, quienes son revictimizadas por las autoridades cuando se animan a denunciar a sus agresores.
Para ejemplificar lo anterior, la abogada Neil Arias indicó que, según un monitoreo realizado por Tlachinollan, de enero de 2020 a abril de este año se han documentado al menos 20 casos de agresiones sexuales y 20 feminicidios, además de tres desapariciones de mujeres.
De igual forma, el colectivo logró registrar en ese mismo periodo unos 80 episodios de mujeres agredidas en sus propios domicilios, y otras 85 que denunciaron haber sido víctimas de violencia económica por parte de sus parejas, al no recibir recursos para la manutención de sus hijos e hijas.
“Ha aumentado el número de conflictos por la guardia y custodia de sus hijos, porque las mujeres ya no quieren vivir más violencia, pero los hombres les quitan a sus hijos con la finalidad de chantajearlas” y evitar que ellas dejen el hogar común, dijo Arias, quien lamentó que de parte de las autoridades “no ha habido voluntad política para atender los casos”.
La litigante agregó que desde 2016 hay registro de diez mujeres desaparecidas, mientras que de 2014 a la fecha han documentado al menos 71 casos de feminicidio, muchos de los cuales fueron cometidos contra niñas con una crueldad que “conmociona”.
En la presentación de la campaña estuvo presente Catarina Velázquez, cuya hija Aurelia ha estado desaparecida durante varias semanas, luego de que al parecer acudiera a la casa de los padres de su esposo, quienes a su vez la culpan a ella de la muerte del hombre.
También participó Maribel Pérez Espinobarros, quien narró que el 29 de marzo de 2020 su hermano fue asesinado, junto con su esposa y sus dos hijas, en el marco de un fenómeno de violencia que mantiene “secuestrados” a los habitantes de muchas comunidades de la región, de donde “nadie puede entrar ni salir” debido a las agresiones de grupos armados.