Desde hace poco más de un año –cuando se declaró la pandemia de Covid-19– las escuelas públicas de la Ciudad de México lucen desoladas, con salones y mobiliario empolvados, en algunos casos con ventanas rotas y con sus bardas grafiteadas.
Madres de familia y docentes dijeron desconocer el estado de las instalaciones de luz y agua porque sólo han regresado una o dos veces, pero aseguraron que se han hecho obras de mantenimiento por medio del programa Mejor Escuela del gobierno capitalino, en el que, según sus registros, se invirtieron 232 millones 500 mil pesos en mil 581 planteles, de 2 mil 786, el año pasado.
Julio César Pérez, director de la primaria Guadalupe Ceniceros, ubicada en el Centro Histórico, indicó que en su escuela se hicieron arreglos en los baños, escaleras y bebederos, y la limpieza de las áreas comunes corre a cargo del conserje, pero no en todos los casos ha sucedido así.
“La mayoría de los planteles cuenta con personal de asistencia que se encarga de dar mantenimiento general, y en algunos casos hay conserjes para las labores de limpieza, pero la indicación de las autoridades educativas fue que no se hiciera nada porque en principio sólo eran 15 días previos antes de las vacaciones, con lo que esas labores quedaron a criterio de cada escuela y en algunas sólo pasan un trapito”.
En un recorrido se pudo constatar que mientras en algunas escuelas, como la primaria Basilio Vadillo, en Iztacalco, no hay ni quien abra la puerta, en otras, como la Manuel López Cotilla, en la colonia Roma, un conserje es el que barre el patio, y en otras más, como la secundaria anexa a la Normal Superior de México, se contrató a una empresa para realizar los trabajos de limpieza, y hay vigilancia todo el tiempo.
En la escuela Pedro Romero de Terreros, en la alcaldía Benito Juárez, las madres de familia contaron que el año pasado se colocó una velaria en el patio, se cambiaron algunos baños y se puso material antiderrapante en las escaleras, pero “todo lo demás está descuidado, todo está lleno de polvo, hay hasta nidos de arañas y hormigas porque los conserjes no han ido a limpiar”.
En Santa María la Ribera, los muros de la barda de la secundaria Ana María Berlanga se encuentran grafiteados, mientras en su interior, la familia encargada de su cuidado ha aprovechado la ausencia de los estudiantes para desplegar su tendedero con la ropa recién lavada en las canchas de basquetbol.
En el Centro Histórico, la secundaria Adriana García Corral continuó con su proceso de inscripción de alumnos para el siguiente ciclo escolar, como se pudo observar en los oficios pegados en la puerta principal del inmueble ubicado en la calle Belisario Domínguez, pero en la fachada del antiguo edificio algunas de sus ventanas lucen con tapiales de madera por las obras de rehabilitación que se iniciaron en 2018.
De acuerdo con los cifras del programa Mejor Escuela, de mil 581 inmuebles escolares intervenidos, la mayoría se ubicó en Iztapalapa y Gustavo A. Madero, con 284 y 285, respectivamente.
En contraste, las alcaldías con menos planteles remodelados son Cuajimalpa, con 23, y Milpa Alta, con 37.