Moscú. El opositor Aleksei Navalny, quien se declaró en huelga de hambre el 31 de marzo, se encuentra desde ayer en un hospital para presos de otro reclusorio, el IK-3, de acuerdo con un breve comunicado de las autoridades penitenciarias de la región de Vladimir.
El documento asegura que el estado de Navalny “es satisfactorio, está previsto que un médico general lo revise a diario y el recluso dio su consentimiento para recibir tratamiento a base de vitaminas”.
Es toda la información que se tiene hasta el momento. Ni su esposa, Yulia, ni sus abogados, ni tampoco los médicos que lo atendían cuando estaba libre han podido ver a Navalny en el hospital de la colonia penitenciaria IK-3 a donde se le trasladó desde la IK-2, ambos reclusorios con fama de severos.
Preguntado qué piensa el Kremlin de la advertencia de Estados Unidos en el sentido de que la muerte de Navalny en prisión “tendrá consecuencias para Rusia”, su vocero Dimitri Peskov respondió: “nosotros no tomamos en cuenta ese tipo de declaraciones de representantes de gobiernos de otros países. La salud de los convictos recluidos en el territorio de la Federación Rusa no puede ni debe ser asunto de su incumbencia”.
Por lo mismo, según el portavoz, el silencio será la única respuesta del Kremlin a los llamados internacionales por el “estado crítico de salud” de Navalny, que llevan la firma de personalidades de los más diversos ámbitos. Peskov señaló: “no nos ocupamos de vigilar la salud de ningún recluso ruso. No nos corresponde. Y además creo que muchos de los firmantes, si no todos, no tienen ni idea de qué se trata (el respaldo) ni quién es (Navalny).”
Añadió Peskov que carece de información acerca de la salud de “ese recluso y, por tanto, no puedo dar por hecho lo que usted (el reportero que formuló la pregunta) afirma que tiene un no sé qué estado crítico”.
Huelgas de hambre en solidaridad
Cinco familiares de las víctimas de la escuela de Beslán, cuyos alumnos y maestros quedaron, en septiembre de 2004 como rehenes de un comando checheno en esa ciudad de Osetia del Norte, comenzaron ayer una huelga de hambre en solidaridad con Navalny.
La copresidenta de Voces de Beslán, organización que agrupa a los familiares de las víctimas, Ela Kasayeva, una de las madres en huelga de hambre, explicó al periódico Novaya Gazeta por qué lo hacen: “Ahora que la salud de Navalny se encuentra en estado crítico no podemos mantenernos de lado. Nos preocupa mucho. Vemos que lo tomaron como rehén y lo están matando. Nuestros hijos también fueron rehenes en 2004. Entonces no los salvaron (330 personas, de ellas 180 niños, murieron durante la operación de rescate)”.
Agregó: “y tuvimos que pasar cientos de juicios para entender que en Rusia no hay justicia. Desde entonces gritamos que después de Beslán las autoridades nunca van a responder por lo que hacen y la impunidad originará nuevos crímenes”. Por eso, subraya Kasayeva, “guardar silencio es traicionarnos a nosotros mismos, el futuro de nuestros hijos”.
Asimismo, 68 personas se adhirieron ya a la huelga de hambre en solidaridad con Navalny que comenzó el pasado 10 de abril el biólogo Nikolai Formozov, quien explicó, en su cuenta de Facebook, que la meta de su protesta es “la misma que tiene Aleksei (Navalny), que las autoridades le proporcionen asistencia médica adecuada, la atención que él considere efectiva y calificada”.