Tijuana, BC., La seguridad, una de las mayores preocupaciones de los bajacalifornianos, no fue tema, y la salud, aunque estuvo en la mesa, no alcanzó a tomar altura. Con un trato “superficial” de los diferentes problemas, “sin aportación de ideas o propuestas” y “bien aburrido” fue como transcurrió el primer debate entre los siete candidatos a la gubernatura, según los propios aspirantes.
El gesto de incomodidad de los abanderados era evidente, y aunque todos estaban en las instalaciones del Instituto Electoral del Estado, el cual organizó la reunión la noche del domingo, bien pudieron haberse quedado en su casa y responder a las preguntas de Jorge Heras y Rosa María Méndez desde la cocina o el estudio.
Dos horas, 33 minutos y 59 segundos estuvieron frente a la cámara Marina del Pilar Ávila Olmeda, Jorge Hank Rhon, Lupita Jones, Carlos Atilano, Victoria Bentley Duarte, Alcibíades García Lizardi y Jorge Ojeda, en un ejercicio sin momentos memorables. “Debió ser bien aburrido verlo”, soltó Hank a los reporteros al final.
De hecho, los abanderados se vieron más sueltos en una pasarela al final del “debate” organizada en la pequeña explanada del órgano electoral.
Fue ahí donde Hank Rhon, candidato del Partido Encuentro Solidario, se compadeció de quienes por obligación debieron verlos.
Aprovechó para externar que no le gustó el trato a la aspirante de Morena, Marina del Pilar Ávila Olmeda (sin mencionarla por su nombre) porque “el loquito y su partido es una cosa y ella es otra”.
Puntera en la contienda, Ávila Olmeda fue el objetivo a golpear por Jones, Bentley y Atilano, del Partido de Baja California. Ella, por su parte, no dejó de ubicar a la ex Miss universo como la aspirante del “PRIAN”, dándole en su punto más vulnerable porque quiere desligarse de los partidos que la postulan y ser vista como candidata ciudadana.
Y a los periodistas que guiaron el debate les respondió en más de una ocasión que fueran a preguntarle a “él” cuando le pidieron responder sobre decisiones que ha tomado el gobernador Jaime Bonilla, del partido Morena.
García Lizardi, de Movimiento Ciudadano, se quejó de que el formato no permitió un análisis profundo. “¿Por qué hay que creer a los partidos de siempre?”, preguntó.
Lupita Jones, durante el debate y ante la prensa, tuvo que sacudirse la sombra del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI), insistir en que nunca ha estado afiliada a un partido y que “a ellos (los panistas) les toca limpiar lo que hicieron”.
Fue unánime el rechazo a la “privatización” del Club Campestre de Tijuana, aunque Marina del Pilar Ávila matizó con el argumento expresado por Bonilla de que los socios nunca pagaron el terreno. También hubo consenso en revivir la Secretaría de Turismo.
Bentley, de Redes Sociales Progresistas, recordó a la morenista que ya le ganó en 2016, cuando compitieron por un distrito local. La ex líder de los burócratas fue entonces candidata del PAN; después se alió con Morena en el Congreso local y trabajó con el bonillismo. La comunicadora Rosa María Méndez le cuestionó su “flexibilidad” política y ella respondió que trabaja “donde me inviten”.
Jorge Ojeda, de Fuerza por México, quiere que todos se eduquen para ser “empresarios exitosos como yo”, combatir la “ociosidad” y “pensar como ricos”. Hank Rhon buscó colocar una frase: “Ratas no voy a tener en mi gobierno”, y frente a la prensa, al evaluar el debate, dejó ver su estrategia: “Se les cayó el ídolo malo”.
Ávila Olmeda se la pasó a la defensiva, esquivando golpes. “Sabíamos a lo que veníamos porque conocemos la desesperación de los otros”. Reiteró que evaluará su asistencia al próximo debate porque el formato no permite “aportación de ideas”.