El cuidado de la salud en las empresas hace la diferencia entre las firmas exitosas y las que desaparecerán. La falta de cuidado de empleados y clientes obligó a cerrar miles de negocios, tanto por la desconfianza en sus operaciones como por clausuras.
Dos elementos destacan en la nueva realidad: la inmunización, que avanza lenta pues la oferta de vacunas en México es menor a la demanda; y las pruebas rápidas diagnósticas para detectar la presencia de coronavirus, de las cuales sí se cuenta con productos de calidad y en cantidades suficientes.
Es importante dar seguimiento a la propagación del virus sobre todo en las grandes urbes porque aún las personas vacunadas pueden transmitir la enfermedad. Sólo con información precisa y con un proceso de aislamiento selectivo se frenan las cadenas de contagio.
A nivel internacional las firmas que cuentan con protocolos rigurosos son las ligadas al sector salud y al turismo. Un ejemplo es el de las navieras y la razón es que cualquier nuevo contagio traerá como resultado la desconfianza y un nuevo cierre de sus operaciones.
En el caso de México grandes y medianas empresas han desarrollado protocolos muy estrictos que contemplan medidas de prevención y un plan de emergencia cuando se detecta algún contagio. Esta nueva forma de vivir y de producir se generaliza rápidamente.
Entre las firmas que sobresalen con estos esquemas de salud se encuentran las de Carlos Slim y grupos hoteleros, como Hyatt y Hilton. La prueba de antígenos que utilizan es Standard Q Ag, del laboratorio coreano SD Biosensor, la cual obtuvo los mejores resultados por parte del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica y está autorizada por la Cofepris, debido a que en 15 minutos presenta resultados confiables.
Gracias al seguimiento riguroso de la presencia del coronavirus, con base en pruebas constantes, un número creciente de empresas vuelven rápidamente a la normalidad, lo que permitirá la rápida recuperación de la producción y del consumo.
De extenderse los nuevos protocolos de salud a la vida social, con pruebas sistemáticas y aislamientos selectivos, es posible frenar el repunte de la enfermedad; en caso contrario de nuevo se impondrán restricciones a la población, como ya sucede en Europa.