Luego de que un grupo de cazadores secuestra a su pequeño hijo, el rey Leoncio, líder de una población de osos, sale a buscarlo hasta llegar a un reino, desconocido para él, donde viven los humanos bajo el yugo de un dictador. Los intentos de los osos por establecer una comunicación civilizada con los hombres se ven frustrados por la naturaleza belicosa de estos últimos, y los enfrentamientos guerreros se vuelven inevitables. La cruzada de estos osos que abandonan su habitat natural pacífico para incursionar en el mundo salvaje de los humanos es el arranque narrativo de El gran cuento de los osos (2019), cinta de animación 2D y primer largometraje del italiano Lorenzo Mattotti. Se trata de una atractiva fábula política inspirado en el clásico homónimo de la literatura infantil escrito en 1945 por el novelista Dino Buzzati, autor también de El desierto de los tártaros (1940).
Importa considerar el contexto histórico en que fue escrita esa obra, dirigida en principio a un público de niños, pero cuyas resonancias fueron muy significativas para los lectores adultos del momento. A finales de la Segunda Guerra Mundial no deja de ser relevante un relato que denunciaba la irracionalidad del impulso bélico y su saldo de devastaciones. La organización de la fábula de Buzzati, en dos partes, es sugerente. En la primera, dos comediantes itinerantes, un hombre y una niña, se topan en una gruta con un oso, y para prevenir un posible ataque, procuran entretenerlo contándole la historia de una célebre invasión de osos en Sicilia. Las aventuras de esas bestias hambrientas y su choque con humanos intratables que sólo desean exterminarlos, ofrecen sin duda un entretenimiento infantil muy llamativo, atento a las convenciones del género, pero que carece de mayor originalidad. La gran sorpresa llega en la segunda parte del relato, cuando el viejo oso que pacientemente ha escuchado la historia de los trashumantes, decide contar otra versión, ahora desde el punto de vista animal, en la que refiere cómo después de que los osos liberan a los humanos, sucumben, a su vez, a la tentación de ejercer un poder arbitrario y absoluto. Una nueva tiranía remplaza así a la anterior, y las bestias y los humanos descubren hasta qué punto sus dos naturalezas pueden ser parecidas e incluso intercambiables.
El gran cuento de los osos es una adaptación brillante del original literario y saca el mayor provecho de sus limitaciones presupuestarias remplazando la animación 3D (tipo Pixar o Disney) por otra, más modesta, que obliga a un gran despliegue de opciones estéticas. En ese diseño el dramatismo se acentúa mediante una sugerente paleta cromática en la que dominan los tonos ocres, naranjas y rojos del pelambre de los osos. En tanto, el ataque devastador de una enorme serpiente marina poco tiene que envidiar a las grandes producciones del género. El director Lorenzo Mattotti consigue combinar la política y el espectáculo para niños de una forma original, muy al margen de los imperativos comerciales rutinarios.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional a las 15 y 19:45 horas.