La sombra del miedo y un poder despótico han tomado a la fuerza una ciudad indeterminada en tiempo y espacio. Así, llega a escena la pieza teatral Estar sin sitio, primer estreno de este año de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), obra “escrita en 2020, con una pandemia a cuestas, nuestra versión cuenta una historia ligeramente descolocada, porque el poder que nos arrasa no es humano”, se explicó antes de iniciar la función el pasado 14 de abril.
“¡Soy la peste! Y mi régimen ha comenzado”, grita el personaje que arriba demoledor, tomando el control de todos. La enfermedad es un régimen totalitario y represor. Entonces, el público se une al panorama, algunos con dispositivos como una computadora o teléfono móvil; a su vez, sólo 13 asistentes tienen acceso presencial a la sala Héctor Mendoza.
El montaje está basado en la obra El estado de sitio, de Albert Camus, con versión y dirección de Cecilia Ramírez Romo. En el texto, el paso de un cometa anuncia la desgracia y la población comienza a sentir terror. Los cuerpos caen sobre las aceras. Es el ambiente oscuro y desolador en el escenario teatral, trasladado a las pantallas, un eco de la célebre novela La peste, del escritor francés.
La dramaturga mexicana emplea el recurso retórico para reflexionar sobre los efectos colaterales del Covid-19 que cimbra al mundo, informó la CNT. Las contradicciones humanas, los cuestionamientos y la voluntad son puestas bajo el escrutinio del espectador. “Es humano tener miedo”, afirma un personaje.
Antes de iniciar la función, la actriz Julieta Egurrola expuso que Albert Camus escribió El estado de sitio en 1948, “en una época devastadora de posguerra, en la que un régimen despótico y tiránico encuentra el modo de sumir a todo un pueblo bajo la sombra del miedo”.
Es el primer montaje que la CNT diseña para su transmisión en vivo. Las tomas cambian de ángulo, mientras, por momentos, los actores abandonan el escenario para pasear entre las butacas vacías. El montaje reproducido en YouTube se asemeja a la realidad que cada día se traslada a la virtualidad por la emergencia sanitaria. Dos personajes comparten pantalla, como cualquier reunión de Zoom, al mismo tiempo, aparecen mensajes instantáneos, con frases que son parte del libreto. Del otro lado, el público comparte en el chat: “Extraño el teatro”, escribe Gabriela. “Ya listo con todo y café”, anuncia Javier.
Las funciones son presenciales en el teatro ubicado en Coyoacán; el ingreso es con reservación, ya que hay cupo limitado por función. Al mismo tiempo, se ofrece de forma virtual con transmisiones en YouTube, con registro previo para recibir el enlace virtual. La temporada terminará el 2 de mayo, con funciones de miércoles a domingo.
“Esta es primera llamada, primera”, luego se reproduce el mensaje de Julieta Egurrola para dar la bienvenida en nombre de la CNT: “Estamos en tiempos difíciles. Sin embargo, nos seguimos encontrando. Esto es lo importante”, declara sobre el acto de contar una historia. Luego, invita a tomar un lugar cómodo en casa y el dispositivo que abrirá el telón.
La vida alterna reproducida en el teatro hace que los ciudadanos esperen atrincherados, “¡No podemos salir!”, exclama desesperado un actor. La epidemia se esparce con rapidez. Son los pobres y las zonas superpobladas las que más sufren el embate. Frente al totalitarismo, el amor y el miedo se funden dramáticamente, otros, protegidos con una máscara que simboliza tormento y enfermedad. “Me tiemblan las manos de horror, necesito respirar”, expresan los amantes.
“La peste misma nos devoró en el camino”, escribió la CNT en el programa de mano. Pero el arte escénico sobrevive a distancia. Abrir las ventanas, dar paso al viento, es la esperanza que sobresale más allá de la virtualidad.