Según cifras definitivas proporcionadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), más de 45 mil personas recorrieron las cinco salas que albergaron la magna exposición El París de Modigliani y sus contemporáneos, integrada por 164 piezas de 40 artistas mexicanos y extranjeros, en el Museo del Palacio de Bellas Artes, que concluyó el pasado domingo.
Como parte del cierre de la exposición, el domingo se realizó un recital a cargo del arpista mexicano Emmanuel Padilla Holguín, quien interpretó en la zona de murales del recinto museístico las Gimnopedias 1, 2 y 3, partituras escritas en 1888 por el compositor Erik Satie (Francia, 1866-1925).
De acuerdo con la especialista Mariana Hijar Guevara, en 1916 se inauguró la exposición Arte negro en el estudio del pintor Emile Lejeune, ubicado en Montparnasse, epicentro de la producción artística francesa. En ella participaron algunos de los pintores, poetas y músicos más audaces de los albores del siglo XX, como Modigliani, Satie, Matisse, Kisling, Cocteau y Picasso, quienes expusieron su obra junto a máscaras y esculturas africanas del Congo, Guinea y Camerún.
En aquel momento, Erik Satie “interpretó discreta y mesuradamente su obra con el afán de que su música no atrajera la atención de los visitantes, sino que creara una vibración en el espacio. De esa manera, Satie acuñó el término ‘música de mobiliario’, con la cual planteó un singular tratamiento de la escucha”, apuntó Hijar Guevara, para el programa de mano.
Las Gimnopedias, escritas originalmente para piano, explicó el arpista Padilla Holguín en charla con La Jornada, al ser interpretadas con el arpa ganan mucho en sonoridad y se crea aún más una particular atmósfera, pues por su naturaleza, cuando se toca una cuerda del arpa, ésta se queda sonando y de manera paulatina el sonido va desapareciendo.
Arpa, leyendas y fantasía
Padilla Holguín también interpretó las piezas escritas para arpa Légende (1904), de Henriette Renié (Francia, 1875-1956), y Féerie (1912), de Marcel Tournier (Francia, 1879-1951).
Aunque Renié y Tornier son contemporáneos, ambas partituras son muy diferentes, explicó Padilla. “Légende es muy descriptiva de un mundo fantástico, que representa el correr de los elfos, un caballero cabalgando y una hechicera”.
Féerie, o mundo de hadas en francés, “es una pieza que no hace ninguna referencia, pero despierta la imaginación”.
Tournier, concluyó el arpista mexicano, compuso su pieza partiendo de la naturaleza sonora del arpa, “pensando en qué puede dar el arpa a la música”, mientras con Renié “es al revés: la idea es cómo adaptar al arpa a ciertas imágenes de la fantasía o la realidad”.
El recital se encuentra en la cuenta de Facebook del Museo del Palacio de Bellas Artes.