El desarrollo de la vacuna Patria “no es un esfuerzo aislado ni el resultado de una ocurrencia, sino parte de una estrategia de Estado en la que se da preeminencia a lo público y al bienestar del pueblo de México”, afirmó María Elena Álvarez-Buylla, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En entrevista con La Jornada destacó que se trata de un proyecto vacunal de segunda generación, que de prosperar y avanzar en su desarrollo hacia un antígeno seguro, eficaz y de calidad, permitirá atacar posibles nuevas variantes del Covid-19 e incluso de otros virus.
“No se está apostando a algo obsoleto, que ya no va a servir, que estamos llegando tarde, porque hay posibilidades de que se vuelva una enfermedad endémica, y porque nos va a permitir enfrentar la próxima etapa de la pandemia.”
Recordó que en 1999 Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) producía “todas las vacunas que necesitábamos, pero perdimos poco a poco esa capacidad en un área estratégica, pues no se puede pensar en soberanía y seguridad nacionales si no se tiene resuelto el problema de salud, y dentro de este campo, sobre todo ahora frente a la pandemia, es central la producción de vacunas”.
En cuanto al desarrollo del antígeno Patria, resaltó que se trata de una colaboración con un laboratorio privado de producción de biológicos, Avimex, “que tiene 15 años trabajando con este vector viral tipo NewCastle. Y de cientos de propuestas que recopilamos y revisamos con mucho detalle, ésta es una de las mejores, porque tiene antecedentes no sólo de este laboratorio mexicano, sino de investigadores nacionales e internacionales que llevan mucho tiempo investigando plataformas vacunales”.
Sobre si la patente del biológico corresponderá al Conacyt o se deberá compartir con la empresa Avimex, explicó que “aún estamos en pláticas, pero sí buscamos que sea una patente que esté licenciada al Estado mexicano, vía el consejo, y que se pueda hacer esta transferencia de tecnología, incluso tener producción de Patria, no solamente en la planta que está en construcción de escalamiento industrial, pues la que ya se terminó y certificó es una planta piloto”.
De concretarse, agregó, se ampliarían las capacidades de producción y “permitiría, eventualmente, si todo funciona bien y Patria se vuelve ya una vacuna autorizada para uso de emergencia, y luego de uso comercial, pues podría incluso llegar a ser exportada”.
Y así como nació, como un acuerdo mixto de coinversión, señaló Álvarez-Buylla, llegar a un acuerdo de esta naturaleza. “Lo que sí ya está pactado es que la producción que se haga en Avimex para el gobierno de México, para todos los requerimientos que tenga el gobierno, va a ser al costo. Es decir, como si tuviéramos nosotros la patente”.
La titular del Conacyt indicó que ya iniciaron las conversaciones con algunos de los inventores implicados y “están en una tesitura de innovación abierta, donde lo que quieren es promover el cambio en esta lógica de innovación de corporaciones gigantescas que tienen totalmente el manejo de las patentes, y más bien poner un desarrollo que sea accesible a diferentes países en ecosistemas de innovación diversos, principalmente en naciones no tan desarrolladas, donde se pueden hacer este tipo de transferencias de una manera más abierta”.