Londres. La reina Isabel II del Reino Unido dio el último adiós ayer al príncipe Felipe de Edimburgo, con quien estuvo casada 73 años, y a quien llamó su “fuerza y apoyo”. El funeral fue sobrio y sencillo, con cariz militar, pero con restricciones: uso de cubrebocas, distanciamiento social y sólo 30 asistentes debido a la pandemia de Covid-19.
El acto comenzó con un minuto de silencio en todo el país antes de que el oficio religioso comenzara en la capilla gótica de San Jorge, del castillo de Windsor, al oeste de Londres. En un clima primaveral, personas de la localidad colocaron flores fuera del castillo, pero en general se respetó el pedido de la policía y el palacio de no crear aglomeraciones para evitar contagios ante la delicada situación sanitaria del país.
El féretro llegó a la capilla en un Land Rover adaptado de acuerdo con un diseño del príncpe. Estaba cubierto por su estandarte, su gorra de la marina real, su espada y una guirnalda de flores. El funeral reflejó los vínculos militares del príncipe consorte, como comandante ceremonial de muchas unidades y veterano de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En las exequias participaron más de 700 efectivos, entre bandas, cornetas y una guardia de honor de todas las fuerzas del Reino Unido.
En la procesión, jefes militares precedieron al vehículo. Los hijos de Felipe: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo caminaron detrás del coche fúnebre. Isabel II, quien cumplirá 95 años el próximo miércoles, arribó sola a la capilla en un Bentley.
Los nietos Guillermo y Enrique también caminaron detrás del ataúd, aunque no juntos. Los hermanos, cuya relación es tensa desde que el segundo abandonó sus deberes reales y se mudó a California tras casarse con la actriz estadunidense Megan Merkel, flanquearon a su primo Peter Phillips, hijo de Ana.
Con música de bandas militares, el ataúd fue introducido a la capilla sobre los hombros del jefe del Estado Mayor de Defensa, el general Nicholas Carter, y los titulares del ejército, las fuerzas aéreas y la marina británica.
Todos los asistentes se colocaron la mascarilla dentro de la iglesia y estuvieron sentados en pequeños grupos.
La imagen de la diminuta viuda, frágil, encorvada y sentada sola en una banca del recinto es una de las más conmovedoras de su reinado. Los lugares vacíos que la rodeaban parecían haber sido abandonados por su padre, su madre, su hermana y, ahora, su marido.
Los funerales reales en el siglo reciente han ido desde el ceremonial de Estado del rey Jorge V a los celebrados por la reina María, la princesa Diana y la reina madre, hasta el privado en honor de la princesa Margarita, hermana de la reina, en 2002. Una de las últimas exequias de Estado fue la de Jorge VI, el 15 de febrero de 1952, nueve días después de su fallecimiento en el poblado inglés de Sandringham.
Felipe de Edimburgo visitó México en 1964, 1975 y 1983.