Atizapán, Méx., La intención de extraer agua de la presa Madín para dotar del vital líquido a la capital del país, a iniciativa del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), generó inconformidad entre vecinos de los municipios de Naucalpan y Atizapán, así como de asociaciones ambientalistas, al señalar que en esa región hay escasez.
El 3 de abril, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, informó que en la presa Madín se construirá una planta potabilizadora en colaboración con el gobierno del estado de México y la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
“Sería injusto llevar agua de la presa Madín a Iztapalapa”, expuso la Asociación de Colonos de La Florida de Naucalpan. Reiteraron que habitantes de Naucalpan y de Atizapán no cuentan con suficiente agua potable y primero se debe atender la demanda en el poniente mexiquense.
La organización civil dijo que, según estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la presa Madín registra un nivel histórico de tres metros por debajo del habitual con relación a lo que contenía en 2020. Ese año, el embalse sufrió una contingencia ambiental por la invasión de lirio acuático, el cual fue retirado; pero la presa necesita atención ambiental especializada.
Añadió que Naucalpan y Atizapán dependen en 65 por ciento del abasto de agua del Sistema Cutzamala, y al momento lo fundamental es dar mantenimiento a la potabilizadora de la presa, la cual limpia 500 litros por segundo y de esa cantidad, 300 son para Atizapán y 200, para Naucalpan y Tlalnepantla.
Aseguró que no existen condiciones para que el agua de la presa se lleve a la Ciudad de México cuando “muchas colonias y fraccionamientos reciben suministro por tandeo, además, por la baja en el nivel del Cutzamala hay colonias sin agua”.
Ambientalistas de Atizapán, vecinos e integrantes de la Comisión de Cuenca Presa Madín solicitaron, por su parte, una “reunión urgente con la Conagua y los gobiernos de la capital, del estado y alcaldías para discutir la situación de abasto de agua” en el Valle de México.
La Comisión de Cuenca planteó que el embalse requiere inversiones públicas para consolidar un proyecto de reingeniería que sustente la potabilización del agua, pero antes debe garantizarse el abasto local.