Acapulco, Gro., El desplazamiento de familias enteras a consecuencia de la violencia en Guerrero dificulta combatir con éxito la pandemia de Covid-19 y dar seguimiento a pacientes con ese mal, señaló en entrevista telefónica Alberto Macin Narváez, gestor de actividades de salud mental de Médicos Sin Fronteras (MSF) proyecto Guerrero.
El galeno relató que al inicio de la pandemia, hace más de un año, integrantes de la organización enfrentaron resistencia y mitos creados en las propias poblaciones, lo que dificultó de inicio su labor de concientización acerca de la enfermedad.
Entre los objetivos de MSF se encuentra difundir cómo se propaga el nuevo coronavirus, las estrategias para evitarlo y atender casos de ansiedad y estrés en habitantes de comunidades alejadas.
En la sierra le llaman “congoja”
Macin Narváez advirtió que “la salud mental, antes del Covid-19, ha sido como la gran olvidada por mucho tiempo, no se percibe como algo integral, como un beneficio preventivo, como algo clínico que debe estar en un hospital, por ello las personas no identifican lo que están sintiendo, simplemente dan muestras de ansiedad, preocupación, le llaman congoja en la sierra de Guerrero.”
Detalló que la mayoría de pobladores en comunidades sentía temor e incertidumbre cuando aumentaban las noticias de la expansión del SARS-CoV-2 y su llegada a México, en relación a su posible contagio o el de sus familiares.
En poblaciones afectadas por la inseguridad, Macin Narváez reflexionó que es como luchar contra dos amenazas, contra dos situaciones completamente diferentes, la violencia, que es una epidemia endémica y el Covid-19.
Especificó que “atendimos recientemente dos comunidades desplazadas por la violencia, al ser una urgencia que compromete tu vida, no está claro para las personas el hecho que lo primero que deben hacer es lavarse las manos y ponerse un cubrebocas”.
El especialista puntualizó que “lo primero que buscan es estar a salvo, estar con sus pertenencias, con sus familias y protegerse de la violencia, estos huecos suelen ser todavía una posibilidad de infección, al ser población flotante, que se está movilizando, no nos permite dar un seguimiento, nuestra intervención es puntual y concreta, información por escrito, acerca de los síntomas de la enfermedad y qué se debe hacer”.
Macin Narváez recordó que el proyecto Guerrero de MSF tiene más de cinco años atendiendo comunidades afectadas por la violencia, principalmente en las regiones de Tierra Caliente y Costa Grande, lo que ha ocasionado que la población viva confinada, en hacinamiento, desplazada y desprotegida.
Macin Narváez subrayó que “hemos tenido que transmitir a la población que tenemos que aprender a vivir con algo ajeno a nosotros”.