La Habana. El primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PPC), el ex presidente Raúl Castro Ruz, anunció ayer su renuncia al cargo que ejerce desde hace una década y llamó a un “diálogo respetuoso” con Estados Unidos en su último gran discurso como dirigente máximo de la nación.
Aun con el anuncio del líder revolucionario, un cambio en la política hacia Cuba no se encuentra entre las principales prioridades de la política exterior del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
A 60 años de que su hermano Fidel Castro (1926-2016) proclamó el carácter socialista de la revolución cubana (1959), Raúl, de 89 años, fustigó en la apertura del octavo congreso del PCC la “guerra económica más abarcadora y desigual” que libra Estados Unidos contra Cuba “con la declarada meta de estrangular al país y provocar un estallido social”.
En este histórico discurso, dirigido al gobierno de Biden y pronunciado en el Palacio de Convenciones de La Habana, el líder sostuvo que Washington resulta la mayor amenaza a la paz y seguridad mundial, lo que explica el peso del cerco impuesto a Cuba durante seis décadas y que perjudica las relaciones de La Habana con todas las naciones.
Agregó que no se puede exigir a Cuba renunciar a “la autodeterminación de los pueblos”, un principio de su “política exterior, comprometida con las causas justas” y con “el histórico apoyo a países hermanos”. Refirió el empleo de mentiras e infamias para justificar medidas coercitivas contra Venezuela, Nicaragua y Cuba en el afán de derrocar sus gobiernos constitucionales, y con grandes costos para esos pueblos.
Recordó que durante la administración del ex presidente Donald Trump, desde 2017 hasta 2019, Estados Unidos impuso más de 240 medidas a la isla para intensificar el bloqueo en plena pandemia de Covid-19, lo que evidenció la “despiadada naturaleza del imperialismo”.
Castro rechazó las campañas que intentan desmentir los daños provocados por el bloqueo y recordó que Washington extendió una lista que ahora incluye 231 entidades cubanas, muchas de ellas vinculadas al abastecimiento de productos básicos para la población, así como a los sectores hotelero y financiero.
“Ratifico desde este octavo congreso del partido la voluntad de desarrollar un diálogo respetuoso y edificar un nuevo tipo de relación con Estados Unidos, sin renunciar a los principios de la revolución y el socialismo”, sentenció ante 300 delegados nacionales.
Castro fue coautor en 2014 del deshielo entre los dos países junto al entonces presidente Barack Obama (2009-2017), que puso fin a medio siglo de fuerte confrontación y reactivó las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, rotas desde 1961 y restablecidas en 2015.
Trump desmanteló durante su administración buena parte de los avances y reforzó el bloqueo económico, vigente desde 1962, con más de 200 medidas. Antes de ser elegido en la presidencia, Biden prometió revertirlas con la intención de dar seguimiento al trabajo hecho cuando era vicepresidente de Obama.
Desde Washington, Psaki expresó que la política de Estados Unidos hacia Cuba se regiría por dos principios fundamentales: el apoyo a la democracia y los derechos humanos, así como la creencia de que los estadunidenses, especialmente los cubanoestadunidenses, son los mejores embajadores de la libertad y la prosperidad.
Si bien los cambios en la política hacia Cuba no están entre las prioridades de Biden, el gobierno permanecerá comprometido y enfocado en cambios de liderazgo en la isla, sostuvo Psaki tras una consulta sobre los planes de retiro de Raúl Castro.
Al finalizar su discurso introductorio, el general Raúl Castro dijo: “En lo que a mí se refiere concluye mi tarea como primer secretario del comité central del Partido Comunista de Cuba con la satisfacción de haber cumplido y la confianza en el futuro de la patria”. Inmediatamente, los delegados, puestos de pie, irrumpieron con un largo aplauso.
Castro aseguró que tomó la decisión “con la meditada convicción de no aceptar una propuesta para mantenerme en los órganos superiores de la organización partidista, en cuyas filas continuaré militando como combatiente revolucionario”.
Anunció que el cese de su cargo es con la satisfacción de entregar la dirección del país a un grupo de personas preparadas y comprometidas con la ética, los valores de la cultura y la nación. El retiro pone fin a una era de liderazgo formal de los Castro desde el triunfo de la revolución cubana.
Su salida se hará efectiva el lunes, al cierre del congreso y cuando se elijan las nuevas autoridades partidarias, que esta vez se espera sean encabezadas por el actual presidente, Miguel Díaz-Canel.
Aunque el congreso se realizó a puertas cerradas, parte de las palabras de Castro, incluyendo éstas sobre su futuro político, se difundieron por la televisión nacional.
“Nada, nada, nada me obliga a esta decisión... Mientras viva estaré listo con el pie en el estribo para defender a la patria, la revolución y el socialismo con más fuerza que nunca. Viva Cuba libre, viva Fidel, patria o muerte”, manifestó Castro emocionado ante el aplauso de sus correligionarios.
Un reporte del portal oficial Cubadebate indicó que el foro dio inicio en el Palacio de las Convenciones de la capital de manera presencial, pese a las restricciones de la pandemia. Las palabras inaugurales fueron ofrecidas por el segundo secretario del PCC, José Ramón Machado Ventura, antes de que Castro hiciera su informe y confirmara su posterior ausencia.
El encuentro quinquenal se extenderá hasta el lunes y, según Cubadebate, éste “centrará su mirada en asuntos medulares de la vida política, económica y social del país, entre los que resalta la conceptualización del modelo económico y social de desarrollo”.
En fotografías difundidas por la oficial Agencia Cubana de Noticias y el propio partido en redes sociales, se pudo ver a Castro vestido de uniforme verde olivo y, a su lado, a Díaz-Canel, en un escenario en el que hay un paño rojo y un cartel gigante con los rostros de personalidades cubanas como José Martí, Julio Antonio Mella y Fidel Castro.
El PCC, que se creó en la década de los 60 y logró unificar a varios grupos revolucionarios que participaron en la lucha contra el dictador Fulgencio Batista, es el único con estatus legal en la isla.
Aunque no presenta candidatos a elecciones o forma gobierno como tal, con sus 700 mil militantes su papel está inscrito en la Constitución como la institución encargada de dirigir al país y a su sociedad, lo que lo convierte en una entidad con gran poder en la isla.
Tras décadas de contar con un Estado altamente centralizado, de corte socialista –debido a la influencia de la Unión Soviética–, Cuba comenzó un proceso de tímida apertura a la iniciativa privada y el emprendimiento particular en 2010, en el mandato de Raúl Castro, quien sucedió a su hermano Fidel, fallecido el 25 de noviembre de 2016.