Desde hace 30 años, por medio de una pequeña “llave pública”, habitantes de la zona alta de Los Pedregales, en Coyoacán, se abastecen de agua. La toma también sirve de parámetro para saber cuándo hay escasez, ya que se hacen largas filas de personas que acuden a llenar cubetas, bidones y cualquier recipiente que les sirva para acarrearla.
Este hidratante, localizado en la calle Amezquite y Acatempan, en Santo Domingo Coyoacán, abastece a aproximadamente 12 manzanas, la zona centro y parte de la colonia Ajusco; sin embargo, su utilidad es mayor debido a que llega gente de otras zonas de la demarcación, dijeron los vecinos.
Quienes viven en las calles Xochiapan, Acatempan, Jumil, Guamúchil, Ailé, Amezquite, Amatl, Tejamanil, Ahuejote y Pascle van todos los días por el líquido porque “la llave siempre tiene agua”.
La tubería está conectada directamente a la red hidráulica que distribuye a la colonia Ajusco; por eso, don Juan, oriundo de Los Pedregales, comentó que para “controlar a la gente quitan el agua”.
El adulto mayor considera que es un botín en época de elecciones, “antes se la peleaban con el PRI, pero ahora los de Morena se la pelean con los del PRD; lo cierto es que no quieren que haya agua”.
Son muchas las voces que aseguran que para los gobiernos, sin importar el partido político, les reditúan más los problemas de escasez en la zona que atender el desabasto.
Indicaron que atender el suministro al bombear la red hidráulica resolvería muchos contratiempos para las familias que sufren por el líquido. Afirmaron que con el condicionamiento se beneficiaron Mauricio Toledo, Valentín Maldonado y Manuel Negrete, a este último le presentaron las denuncias con nombre y apellido, “pero jamás hizo nada”.
Ante la racionalización en el abasto, desde hace días la fila sobre la calle Amezquite empezó a ser más larga que de costumbre, comentó Julia, que en promedio acude dos veces al día para llenar sus bidones.
En esta zona es común ver a las personas andar como los antiguos aguadores, con sus botes sobre los hombros, a madres de familia que jalan carritos del mandado a fin de aminorar el peso de las cubetas; otras, apoyadas con diablitos, hacen lo propio, mientras los más jóvenes acondicionaron sus patinetas para llevar el agua a sus hogares.
También hay quienes llegan en automóvil, ya que acuden desde zonas lejanas, de la colonia Adolfo Ruiz Cortines, Huayamilpas e incluso de Santa Úrsula Coapa.