Viena. Las negociaciones para salvar el acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán se reanudaron ayer en Viena bajo tensión, aunque Rusia y otros participantes aseguraron por separado que la primera ronda terminó sin percances.
La reunión entre los firmantes del Plan de Acción Integral Conjunto –Alemania, Francia, Reino Unido, China, Rusia e Irán– duró pocas horas, tuiteó Mijail Ulianov, representante permanente ruso en Viena. “La impresión general” de la cumbre es “positiva” y será “seguida por una serie de reuniones informales”, agregó.
La república islámica anunció el martes su decisión de aumentar el enriquecimiento de uranio de 20 a 60 por ciento en respuesta al “terrorismo nuclear” que provocó una explosión en el complejo de Natanz el domingo, de la que Teherán responsabilizó a Tel Aviv.
Con esta medida Irán se acercaría al porcentaje requerido para producir armas nucleares, posibilidad rechazada por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) e Israel, y que además arrojó controversias en las conversaciones.
El secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, advirtió antes de la reunión que se tomaban “muy en serio el anuncio provocador” de Teherán, mientras Peter Stano, vocero de la UE, expresó que el nuevo proyecto iraní “es preocupante y va contra el espíritu de las conversaciones”.
Para tranquilizar el ambiente, el presidente iraní, Hassan Rouhani, comentó durante una reunión con su gabinete: “incluso hoy, si lo deseamos, podemos enriquecer uranio con 90 por ciento de pureza, pero no estamos buscando una bomba nuclear. Si otros vuelven a cumplir plenamente el acuerdo detendremos el enriquecimiento a 60 por ciento y 20 por ciento”.