Buenos Aires. “Con el virus no se negocia. A mí la rebelión, no. En un Estado de Derecho las leyes se cumplen”, dijo ayer el presidente Alberto Fernández después de reunirse con el jefe de gobierno de esta capital, Horacio Rodríguez Larreta quien desafió el decreto oficial sobre restricciones durante 15 días para enfrentar la segunda ola del Covid-19 que hoy alcanzó el récord de más de 29 mil contagiados, en momentos en que los hospitales capitalinos privados están colapsados y al borde de la misma situación los públicos.
Fernández ratificó las medidas y explicó claramente a Rodríguez Larreta los fundamentos de su decisión de limitar la circulación de personas y la presencialidad de las clases en el Área Metropolitana de Buenos Aires durante las próximas dos semanas; y aseguró que no son medidas antojadizas mostrando cuadros y cifras ante lo cual sostuvo que “hay que ser inflexibles”.
La reunión duró más de hora y media después de lo cual el mandatario dio una conferencia de prensa en la residencia presidencial de Olivos. “Hemos superado en la ciudad largamente el pico más alto que reconocimos en la primera ola” explicó Fernández, y aunque dijo compartir la preocupación del intendente porteño por la suspensión de las clases presenciales, expuso la urgencia de detener el crecimiento de la ola que afecta gravemente tanto a la capital como al suburbano bonaerense, la provincia de Buenos Aires y todo el país.
Fernández explicó que “el problema no ocurre efectivamente en los colegios”, pero es el movimiento social que se da alrededor de las clases aumentando significativamente la circulación ciudadana “en un 25 por ciento”, aclarando que desde que comenzaron a funcionar las escuelas en marzo pasado fue “exponencial” el crecimiento de contagios entre los niños y jóvenes de entre nueve y 18 años en esta capital. “Tengo una responsabilidad y la voy a hacer cumplir” agregó Fernández, quien llegó a un acuerdo con Rodríguez Larreta para coordinar en conjunto la presencia de las fuerzas de seguridad que vigilan que se cumplan las medidas.
El pasado jueves el intendente de Buenos Aires criticó al gobierno nacional por las medidas tomadas y destacó que iba a recurrir a la Corte Suprema de Justicia, por el tema de las clases en una actitud que fue parte del armado opositor que algunos caracterizan como “golpista” por el llamado a la desobediencia civil de la derechista alianza Cambiemos donde tanto el ex presidente Mauricio Macri como la presidenta de Propuesta Republicana, Patricia Bullrich, incitaron a la “rebelión a salir a las calles", como lo hicieron el año pasado.
Macri envió hoy un mensaje a los intendentes de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires para que se nieguen a cumplir con el decreto presidencial. Esta mañana Rodríguez Larreta pidió a la justicia que se declare inconstitucional la medida, sosteniendo que viola la autonomía de la ciudad “e implica una virtual intervención federal porque se arroga potestades sobre competencias eminentemente locales, en salud y educación”.
Sin embargo parece desconocer la potestad de un gobierno ante una situación como la que vive el país a estas horas, cuando se advierte que el mayor impacto de esta nueva ola es más dramático y peligroso que todo lo anterior.
La actitud de Rodríguez Larreta corresponde más a una política en tiempos electorales, donde diversos sectores denuncian que “Cambiemos tiene la política de Jair Bolsonaro de dejar hacer al virus, que está afectando rápida y masivamente a la población. No les interesa la muerte”.
En su editorial de diez minutos grabado desde el sanatorio, donde convalece del coronavirus el reconocido periodista, Víctor Hugo Morales, cuestionó a los medios de comunicación opositores y dijo que “en los canales enloquecidos han bastardeado la profesión del periodismo de la peor manera (…). Ya no estamos frente a un periodismo de guerra. Estamos frente a un periodismo criminal. No les importa si morimos, les importamos como un número estadístico que sirva a sus fines”.
Los gremios de prensa comienzan a exigir el cese de las mentiras que utilizan los medios masivos de comunicación opositores con una violencia que no deja duda de sus intenciones, y del abandono del verdadero periodismo que debe informar verazmente a la población.