Tres Enriques. Enrique González Martínez (EGM) nació en Guadalajara el 13 de abril de 1871. El martes pasado fue el 150 aniversario de su natalicio. Murió el 19 de febrero de 1952, antes de cumplir 81 años. Estudió medicina y la ejerció, combinándola muy pronto con la poesía, su misteriosa vocación, en Mocorito, Sinaloa. Después su vida y su fama recorrería el mundo. Es en mi opinión (de un aficionado al tema), el más grande poeta mexicano de todos los tiempos, quizás sólo comparable con Sor Juana Inés de la Cruz y José Gorostiza. Escribió una vasta obra poética que ha sido recopilada en dos gruesos tomos (1,700 pp. en total) por El Colegio Nacional. Escribió algunos cuentos y dos tomos autobiográficos que en conjunto se denominan El misterio de una vocación. El primer tomo se subtitula El hombre del búho y el segundo La apacible locura. Enrique González Rojo (EGR), hijo de EGM, nació el 25 de agosto de 1899 y murió el 9 de mayo de 1939, antes de cumplir 40 años. Escribió poemas y prosa que han sido recolectadas en un libro por Siglo XXI Editores. Formó parte del grupo “Los Contemporáneos”, con José Gorostiza, Jaime Torres Bodet y Carlos Pellicer. Enrique González-Rojo Arthur (EGRA), hijo de EGR y nieto de EGM, nació el 5 de octubre de 1928 y murió el 5 de marzo de 2021, a los 92 años. Poeta, filósofo, profesor y militante de la izquierda marxista. Vivió con su abuelo hasta 1952. Según su página web (http://www.enriquegonzalezrojo.com/:)
“Muy joven formó parte de la corriente poética denominada Poeticismo con la cual ha mantenido una posición crítica… al lado de Arturo González Cosío, Eduardo Lizalde y Marco Antonio Montes de Oca. La obra lírica de EGRA se divide en 6 partes: 1. Lo que puede llamarse su prehistoria poética (expresada sobre todo en Luz y Silencio. 2. Por breve tiempo, los poemas de factura “poeticista” (como Dimensión imaginaria). 3. Para deletrear el infinito (en cuatro tomos). 4. Lo escrito después de Para deletrear el infinito. 5. Donde propone y realiza dos nuevos géneros literarios a los que da el nombre de Cuentema (cuento-poema) y Novelema (novela-poema)”, y 6. Une las dos pasiones fundamentales de su vida creando un extenso poemario que se encuentra en proceso de producción que tiene los nombres de Poema filosófico I y II”.
Esta semana en que se cumplen 150 años del nacimiento de EGM y se cierra el ciclo de casi 150 años de la vida de tres grandes poetas: abuelo, hijo y nieto, los Tres Enriques, quiero volver a expresar mi admiración por la obra poética de EGM (lo hice hace poco más de 2 años en la entrega del 1° de febrero de 2019). Me apoyaré hoy en el excelente prólogo de EGRA a la autobiografía de EGM. Gracias a mi amigo José Remus (quien ha sido promotor para que el Fondo Bibliográfico los Tres Enriques, con 10 mil ejemplares, donado por EGRA, vaya a ser pronto abierto al público en la UACM), tuve la oportunidad en 2018-19 de conocer a EGRA y tener con él una conversación (grabada) sobre la obra de su abuelo. En una segunda ocasión leyó (y se grabaron) tres poemas: uno de su abuelo, uno de su padre y uno suyo. ¡Mil gracias EGRA! Mi gusto por la poesía de EGM empezó en la secundaria. Leí y memoricé, “Cuando sepas hallar una sonrisa”. En los dos últimos versos del cual se lee. “Y quitarás piadoso tus sandalias/ por no herir a las piedras del camino”, expresión de un panteísmo que se expresa en el primer verso de otro poema que dice “Busca en todas las cosas un alma y un sentido”. En su poema de mayor aliento, Babel, Poema al margen del tiempo, (1949, escrito a los 78 años), el poeta vuelve al tema del camino y los pies, invirtiendo ahora los términos y haciendo intervenir ahora al grano, germinal de vida: “El grano entre las piedras del camino/ se asoma por los labios de la grieta/ para besar los pies del peregrino”. Pero el gusto por la poesía de EGM se volvió enamoramiento cuando escuché (en los años 60), en la voz del propio autor, y en las maravillosas voces de Gastón Melo y, sobre todo, de Enrique Lizalde, una excelente selección de los poemas de EGM, incluyendo Babel. (Colección Voz Viva de México, UNAM). Oír así la poesía de EGM, generó mi pasión por ella. Lectura en voz alta parece ser el camino al amor por la poesía. Al parecer está renaciendo la idea de la poesía leída en voz alta y se escribe ahora poesía para dos o más voces. La canción (bolero, tango, trova, rap) sigue siendo una versión ampliamente accesible de la poesía, igual que las versiones musicalizadas de poemas (Serrat, Nacha Guevara). Dice EGRA, poéticamente, sobre su abuelo:
“Su producción lírica ocupa un sitio especial… ámbito propio, continente habitado por una personalidad poderosa e inconfundible, mundo regido por los principios emocionales y las reglas estéticas de una idiosincrasia armoniosa y meditativa. Es una poesía de originalidad inconfundible, no en el sentido de novedad a ultranza, sino que reside en su capacidad para volcarse todo él en la página en blanco. Consiste en la autenticidad, la personalidad, el arrojo de quien posee una concepción del mundo, algo que ofrecer, una visión de las cosas y de sí mismo que desea compartir con sus semejantes, y a la aptitud artística y la experiencia literaria indispensables para hacerlo. La poesía de EGM no es sólo la objetivación del genio –que se atreve a dialogar con las estrellas y tutearse con el infinito–, sino del ingenio –del que sabe hallar las conexiones imprevistas y las relaciones invisibles que producen el eco espiritual de la sonrisa. Su dominio de la forma es tal que ninguno de sus pensamientos, vivencias y emociones se vio nunca incapacitado para materializarse, volverse estrofa, desatarse en canto”.
No sólo su nieto elogia la poesía de EGM. Jaime Torres Bodet ha dicho: “El poeta era absolutamente sincero cuando deseaba ‘afinar su alma’ hasta el grado de ‘escuchar el silencio y ver la sombra’. Quizá ese verso sea la clave de toda su poesía. El artista no rehuía el mundo, ni lo negaba. Al contrario. Lo que trataba de conseguir era la forma de contemplarlo todo ‘sin desviar los ojos de sí mismo’”. (Prólogo a Tuércele el cuello al cisne y otros poemas). Alfonso Reyes, en el prólogo a Senderos ocultos (1911) señala: “Casi todas las estrofas de su libro son bellas. No se desperdicia en estériles espasmos de virtuosismo: ya sacó la antorcha. Y él lo sabe: por eso su consejo poético, raramente viril, no teme ya lanzarse, directo como flecha, contra las mentiras de la retórica y oponer –símbolo del progresivo triunfo de su poesía– a la indiferente blancura del cisne el mágico silencio del búho”. Amado Nervo: “De todos los poetas modernos de mi patria, el que me cautiva por excelencia es Enrique González Martínez”.
Te invito a la presentación de mi libro Pobreza y florecimiento humano. Una perspectiva radical (UAZ-Itaca) el próximo martes 20 de abril a las 13 horas. Comentaristas: Márgara Millán, María J. Rodríguez y Lukasz Czarnecki. Transmisión por Facebook (centrodeestudiossociológicos.ces) y YouTube (Videoconferencias FCPyS).