Ciudad de México. El escritor José Revueltas fue recordado en su 45 aniversario luctuoso, este 14 de abril. El Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm) organizó un conversatorio sobre el marxista y crítico consistente, en el que participaron Olivia Revueltas y el periodista Luis Hernández Navarro. Al terminar la transmisión por redes sociales, el organismo publicó otro video con el editor Philippe Cheron, quien aportó sobre la obra literaria del también activista.
“Sabemos que en su sepultura no está descansando porque su fantasma sigue agitando conciencias por todo el país y marcando el ejemplo de lo que es el compromiso con la transformación social”, afirmó Hernández Navarro, coordinador de Opinión de este diario, durante su participación. “Sostenía que el marxismo es el saber de nuestro tiempo; en ese saber se movió prácticamente desde su juventud; fue toda su vida un comunista, con y sin partido”, mencionó sobre Revueltas, quien nació en Durango el 20 de noviembre de 1914.
Generoso, solidario y hermoso recordó Olivia Revueltas a su padre, a quien dedicó una obra musical que ella compuso, “de manera muy íntima; necesitaba hablar con él”. Infinito amor se unió al homenaje con las notas musicales, “nunca nos rindamos y logremos una humanidad hermosa, luminosa”, proclamó antes de interpretar la pieza al piano y usar el lenguaje de la música para decir “te amo”. Más tarde, revivió su recuerdo de infancia, al verlo a hurtadillas de madrugada, sollozando mientras escribía.
Luis Hernández Navarro afirmó que “a pesar de que murió hace 45 años, está más vivo que nunca”, durante su participación en la charla titulada José Revueltas, activismo y literatura, dedicada a este “hombre apasionado y apasionante”.
Recordó los versos que le dedicó Marco Antonio Montes de Oca: “Preso hasta los dientes, uniformado. Pero distinto a muchos de tus compañeros, dejabas que tu espíritu volara libre como nunca. Ya ves, José Revueltas, la prisión no te hará descansar, tú eres de los que duermen sólo en la sepultura”.
El periodista y escritor señaló que el 15 de abril de 1976 fue sepultado en el Panteón Francés, casi a los 62 años de edad. “Gris es la teoría, verde es el árbol de la vida”, famosa frase de Goethe que quedó grabada en su lápida.
Durante cuatro años y medio vivió el encierro en distintos momentos de su vida, primero en la correccional, cuando no tenía ni 15 años, en las Islas Marías y en Lecumberri, acusado de ser el instigador intelectual del movimiento estudiantil de 1968. Su vida transcurrió perseguido y encarcelado por los gobiernos.
“Decía que la cárcel lo había fortalecido. Señalaba que eran los gajes del oficio, esa era la lucha de clases y, evidentemente, hay que ser consecuente con lo que implica este tipo de lucha. Yo no cederé hasta el último momento de mi vida.”
Se acercó al marxismo entendido como un fenómeno de la cultura contemporánea, más que como doctrina cerrada. Fue un hombre de mundo, cosmopolita e internacionalista, al mismo tiempo, profundamente nacional: conocía el último pueblo de México. Viajó a Cuba y a la entonces Unión Soviética.
Durante la conversación, Hernández Navarro destacó de Revueltas a sus maestros y lecturas, y a su vida y lucha dedicadas al marxismo. Al igual que su participación en el Partido Comunista, “precisamente a descifrar el acertijo entre la Revolución Mexicana y la revolución rusa dedicó muchos esfuerzos”. Decía que el partido lo puso en contacto con la realidad, que luego expresó en su obra literaria, personajes en el Luto humano fueron sus compañeros en las Islas Marías o en Los días terrenales partió de su experiencia como organizador campesino en Acayucan, Veracruz. Él se había transfigurado en contacto con el pueblo, al que había conocido a partir del mundo de la política, en huelgas o sindicatos.
Más tarde, fundó la Liga Leninista Espartaco, en 1960, junto con el filósofo y poeta Enrique González Rojo, recientemente fallecido. Las palabras de su amigo y camarada aparecieron como un retrato poético sobre vivir indignamente entre algodones, “con los pulmones llenos del incienso de la gloria oficial, o vivir dignamente en la tortura, en la persecución, en la zozobra, con la tinta azul cólera en la pluma. Tan sencillo como esto: ser Martín Luis Guzmán o ser Revueltas”.
Sobre el arte, lo consideró “una vía para la desimaginación. Se debe crear una obra artística desde dentro de los movimientos, pero no sujeto a la lógica de éstos”, es una idea que está en el centro de la obra de Revueltas, apuntó Luis Hernández. Al igual que sus hermanos Silvestre y Fermín, nunca hizo arte panfletario: fue crítico del realismo socialista.
En su literatura abarcó los géneros de cuento, ensayo, crónica y poesía, además de guiones de cine y teatro. Cheron y Andrea Revueltas, editaron y difundieron su obra, la cual está en su mayoría publicada por la editorial Era. Sobre este aspecto de la creación abundó Philippe Cheron, entrevistado desde Francia.
El autor de la obra fundamental El árbol de oro: José Revueltas y el pesimismo ardiente relató en una grabación de más de 40 minutos cómo lo conoció, sobre el proceso de edición de sus obras y la influencia de su obra literaria, como Los muros del agua y El apando.
Ambas grabaciones, la del conversatorio y la de la entrevista con Philippe Cheron, quedaron disponibles para su reproducción en el perfil de Facebook del Inehrm (@inehrm.fanpage).