La emergencia sanitaria por Covid-19 aumentó en 5.3 y 2.6 por ciento la proporción de trabajadores informales y por cuenta propia, provocando que algunos pasen hambre, luego de un año de ponerse en marcha diversas medidas para contenerla, informó la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Al presentar el estudio La crisis del Covid-19 y la economía informal: trabajadoras y trabajadores en empleo informal en Ciudad de México, la presidenta de este organismo, Nashieli Ramírez, señaló que la alimentación fue uno de los derechos impactados, además de los económicos, salud y vivienda. Esto provocó que en la informalidad se encuentre 53 por ciento de los trabajadores, por lo que se requiere registrarlos y poner fin al acoso y la criminalización de su actividad.
Consideró que serán necesarias las transferencias económicas directas sostenidas, el acceso a créditos con bajo o nulo interés, la apertura regulada del espacio público para el trabajo informal y el acceso a licencias y permisos para trabajar.
Tania Espinosa, coordinadora para América Latina de la organización Mujeres en Empleo, señaló que, en el contexto del Covid-19, 91 por ciento de las personas con trabajo informal vio caer sus ingresos y 15 por ciento declaró que no tuvo ganancia alguna.
Con el cierre de actividades económicas dejó de laborar 64 por ciento de las trabajadoras no asalariadas, 55 de las del hogar y 48 por ciento de comerciantes en tianguis.
En tanto, 97 por ciento de las voluntarias de limpia continuaron su labor, pero sus ingresos cayeron 23 por ciento, equivalentes a 56 pesos, por lo que al día recibían un promedio de 186 pesos, según el documento, el cual destaca que la edad en diferentes ocupaciones informales es de 35 a 54 años.
Los entrevistados mencionaron que aun cuando los gobiernos local y federal anunciaron transferencias de recursos a trabajadoras no asalariadas y créditos para comerciantes en tianguis y trabajadoras del hogar, sólo 24 por ciento recibió esa ayuda.