Los Ángeles. Hasta en su diseño de producción, los Óscar no siempre han sido el lugar más acogedor para los discapacitados. “Siempre he visto ese escenario con sus escaleras como símbolo de que no esperan que personas con problemas de movilidad sean nominadas o ganen un premio”, expresó Jim LeBrecht, codirector y coprotagonista del documental nominado al Oscar Crip Camp (Campamento extraordinario). “Siempre ha sido este tipo de declaración tácita negativa”.
Este año hay señales de cambio. LeBrecht, quien tiene espina bífida y usa una silla de ruedas, asistirá a la ceremonia del 25 de este mes. También lo hará Robert Tarango, el astro sordociego del cortometraje nominado Feeling Through.
El podio de los ganadores será accesible para ambos. LeBrecht espera que sea un cambio permanente, tanto literal como figuradamente.
Las dos cintas, junto con Sound of Metal (El sonido del metal), que está nominada a seis premios incluida mejor película, tienen a sus realizadores esperanzados de que su momento en los Óscar pueda servir de catalizador para que Hollywood deje de usar a personas con discapacidades como fuentes de inspiración, objetos de lástima o villanos retorcidos.
“Creo que el objetivo es aliviar el miedo”, afirmó Tarango a través de un intérprete. “Abrir la puerta para que los ejecutivos no miren nuestra capacidad de oír o no oír y entender que alguien ciego, sordociego, que tiene algún tipo de discapacidad, es sólo parte del mundo y puede ser parte de estas películas”.
La academia, bajo presión, ha promovido una mayor inclusión racial y de género en los últimos años, pero los discapacitados con frecuencia pueden ser obviados de esa conversación.
“Es hora de que la gente reconozca que la diversidad debe incluir a los discapacitados, los sordociegos y la comunidad sorda”: Marlee Matlin, productora ejecutiva de Feeling Through y única actriz que carece de la capacidad de oír que ha ganado un Óscar, a través de un intérprete. “Espero que no sea sólo una moda pasajera, que vaya más allá y la tendencia continúe”, expresó.
Tradicionalmente, en películas nominadas al premio de la Academia, los discapacitados aparecen sólo cuando las interpreta un actor en busca de un papel digno de un Óscar.
Entre los sectores con mayor exclusión
Lo anterior ha llevado a algunos discapacitados a sentir que “están robando nuestras historias”, dijo LeBrecht, diseñador de sonido cuya amiga, la directora de documentales Nicole Newnham, le pidió que dirigieran juntos Crip Camp”. Ella quería una perspectiva basada en la discapacidad luego de que él le sugirió que hiciera un documental sobre su campamento de verano y su papel esencial en el nacimiento del movimiento por los derechos de las personas con discapacidades.
“Si entendemos que esas historias no se tratan sólo de superar la adversidad o la tragedia, entonces podríamos ver el comienzo de una era dorada en la que finalmente las personas con discapacidades muestren su verdadera vida, sus experiencias de la realidad”, señaló.
Los discapacitados se encuentran desde hace mucho entre los grupos menos representados en el cine y la televisión. El año pasado, el informe anual de desigualdad de la iniciativa de inclusión Annenberg, de la Universidad del Sur de California encontró que sólo 2.3 por ciento de todos los personajes con diálogos en las 100 películas más taquilleras de 2019 fueron siquiera representados con una discapacidad, y muchos menos interpretados por un actor con esta condición.
El director de Feeling Through, Doug Roland, calificó estas estadísticas de “abismales”, pero dijo que su determinación de incluir a un actor sordociego en la película basada en un encuentro casual real que tuvo en la calle no respondió a la falta de inclusión.
“Ni siquiera estaba pensando en lo que sé ahora, que es la conversación sobre la representación auténtica, de la que he tenido una clase magistral en los últimos tres años”, afirmó Roland. “Sólo pensaba que sería mucho más impactante tener a alguien de la comunidad como parte de esto”.
Su búsqueda lo llevó al Centro Nacional Helen Keller, que lo ayudó a encontrar a Tarango, quien trabajaba en la cocina de la institución. El centro lo ayudó ampliamente en cada paso del proceso.
“Aportamos nuestra independencia, algo que no suele verse. Estaba emocionado y muy agradecido con Doug por elegir a alguien sordociego, porque creo que eso ha contribuido al éxito de la película.”
Cuando Matlin ganó su Óscar de 1987 por Children of a Lesser God (Te amaré en silencio), se asumió como un gran avance, pero no hubo una avalancha de papeles y nominaciones para actores sordos o con otras discapacidades después de eso.