Tres personas cuyos familiares fueron víctimas de abusos presuntamente cometidos por elementos del Ejército realizaron ayer una manifestación en la que se desangraron frente a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para exigir que sus casos sean atendidos.
Erick Guichard, uno de los inconformes, explicó en entrevista con La Jornada que él demanda la reparación del daño por el asesinato de su padre y tres de sus tíos –integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre–, cometido en el estado de Chiapas en 1974 a manos de personal castrense.
El hombre, quien se instaló en plantón frente a la Sedena desde hace dos semanas, explicó que aunque sus cuatro familiares fueron privados de la vida en el mismo evento y las mismas circunstancias, el gobierno federal sólo ordenó la reparación integral del daño en dos casos, mientras en otros dos se ha negado a hacerlo hasta el momento.
Incluso en los episodios ya reconocidos por el Estado como violaciones graves de derechos humanos, dijo Guichard, él tuvo que litigar para que se le admitiera su derecho a ser indemnizado, y aunque lo logró tras obtener dos amparos concedidos por tribunales colegiados, los acuerdos siguen sin cumplirse.
Además del hombre, en la manifestación participaron Laura Kabata, cuyo hijo Óscar fue detenido y torturado por elementos del Ejército en 2009 en el estado de Chihuahua, y una mujer identificada sólo con el nombre de Elizabeth, quien denunció que uno de sus familiares fue juzgado y detenido por la Sedena por un delito que no cometió.
Guichard adelantó que quienes participaron en la manifestación de este martes dejarán correr un plazo de aproximadamente 15 días para esperar si hay alguna propuesta de solución por parte del Ejército, y en caso de no ser así, se crucificarán frente a la Sedena para exigir que sus demandas sean escuchadas.