La exposición Manuel Felguérez: Trayectorias, organizada por el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) y montada en el Museo Amparo (MA), en Puebla, se convirtió en un homenaje a la obra del pintor y escultor zacatecano fallecido el pasado 8 de junio a los 91 años, víctima del Covid-19.
En rueda de prensa virtual, Ramiro Martínez, director ejecutivo del MA, recordó el cambio de las fechas de la itinerancia de la muestra a Puebla debido a la crisis sanitaria. Trayectorias, inaugurada en el MUAC en diciembre de 2019, todavía estaba colgada en el recinto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuando se dio el cierre de los museos.
Martínez señaló que el homenaje póstumo es un tema pendiente no sólo del MA, sino del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. “La exhibición y las charlas son una manera de hacerlo presente y que las personas conozcan su trabajo y la relevancia que tuvo”.
Pilar García, curadora de Trayectorias, anunció como parte de este homenaje la publicación de un libro sobre el recorrido de la exposición y el legado de Felguérez. Será una colaboración entre el MA, el MUAC, el Instituto Zacatecano de Cultura y el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Trayectorias, de 89 obras, tiene un significado especial para el MA porque éste en sus inicios realizó una muestra del artista identificado con el movimiento de La Ruptura.
La exhibición no es antológica ni una retrospectiva, se centra en tres momentos del quehacer de Felguérez que “marcaron nuevos paradigmas en el arte contemporáneo mexicano. Uno se puede dar cuenta quién es Felguérez y conocer su trabajo desde el inicio hasta el final, ya que pertenece a una generación a la que le preocupaba el concepto de estilo de artista”, indicó García.
Cuatro obras de la exposición del MUAC no viajaron al MA por espacio, incluidos dos murales adosados en las paredes del recinto.
Los tres núcleos son: piezas de su primera época, murales de desechos y chatarra; el segundo gira en torno a “una de las grandes aportaciones del artista al arte, ya que fue pionero en el uso de la computadora como herramienta, y el último comprende las piezas que el expositor hizo en la recta final de su vida, que se caracterizan por la monumentalidad tanto en la pintura como en la escultura.
“A pesar de sus años seguía pensando en hacer obras de gran formato. Estaba en el proceso de reformar su estudio para poder hacer obras todavía más grandes. En la escultura empezó a experimentar con nuevos materiales. En su última etapa trabajó con chorreados y relieves adosados. Empezó a experimentar de esta forma a partir de un cuadro que hizo para la Organización de las Naciones Unidas en 2018”, dijo la curadora.
Para García, “don Manuel logró una producción muy redonda en la que la parte inicial podía convivir, de manera distinta, con la última”.