Aunque el gobierno de México no solicitó créditos en 2020 para estimular la economía, la deuda de nuestro país se incrementó alrededor de 8 puntos porcentuales frente a 2019, al pasar de 44.5 a 52.2 por ciento, de acuerdo con el Saldo Histórico de los Requerimientos del Sector Público, publicado por la Secretaría de Hacienda.
El incremento de la deuda en nuestro país va en la misma línea del resto del mundo. El coronavirus, el aumento del desempleo y la caída de la producción provocaron este fenómeno. Hay países en extremo endeudados en relación con su producción, entre los que destacan Japón (266 por ciento), Italia (161) y Estados Unidos (131 por ciento). Al respecto, la deuda pública de México, ligeramente superior a 52 por ciento, no representa un gran peligro financiero.
Sin embargo, el problema está en el uso de los recursos y en el pago de los intereses. Mientras en las naciones más ricas el crecimiento de la deuda se debió al alza del gasto y de la inversión, en el caso de México el aumento porcentual se debió casi exclusivamente a la caída de la producción.
De cada 100 pesos de riqueza generada en 2019 en la producción de bienes y servicios en México, para 2020 sólo se generaron 92 pesos, al caer la producción 8.5 por ciento, por lo que ahora la deuda se vuelve más difícil de pagar.
Los créditos en sí mismos no son negativos, al contrario, representan una oportunidad para el desarrollo siempre y cuando se utilicen para producir más riqueza; pero se convierten en un lastre cuando se usan en gasto corriente, porque de esta manera la producción se estanca y la deuda crece sin sentido. Es algo así como echar dinero a la basura.
Por el momento, el servicio de la deuda que pagan los gobiernos de todo el mundo está en un mínimo histórico, considerando las bajas tasas de interés y la gran liquidez que hay en los mercados. Sin embargo, la inflación comienza a subir, tanto en México como en Estados Unidos, lo que provocará un incremento en las tasas de interés.
Si nuestro país crece en forma robusta durante los próximos años, la deuda no representará problema alguno; pero si se mantiene estancada la economía, los pasivos representarán un grave problema financiero.