El gobierno federal investiga a integrantes del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) –dirigido por Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho– como la organización responsable de experimentar con el cultivo de hoja de coca en la sierra de Guerrero, tras el descubrimiento de un sembradío de más de dos hectáreas (más de 20 mil metros cuadrados) en febrero pasado.
Funcionarios que participan en el gabinete de seguridad señalaron que esta es la segunda ocasión en que efectivos del Ejército mexicano descubrieron e inhabilitan cultivos de árboles de coca –plantas de las que se obtiene la sustancia base para producir cocaína–, los cuales hasta hace unos años se consideraba que sólo se podían cultivar en zonas andinas de Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú.
Además del cártel de Sinaloa, integrantes del CJNG se han convertido “en asesores de grupos delictivos de otros países, concretamente grupos que operan en España y Holanda, para producir drogas sintéticas en puntos mucho más cercanos a los mercados en los que operan, y con ello reducir los trasiegos de químicos considerados esenciales y la posibilidad de su decomiso”, señalaron funcionarios que forman parte del gabinete de seguridad.
En ese contexto, en los últimos años el CJNG ha expandido su presencia a territorios de Estados Unidos, Sudamérica, Europa y Asia, sin dejar de lado áreas geográficas de producción de amapola y droga sintética en México, como ocurre con la sierra de Guerrero, Michoacán, su vinculación con la Unión Tepito que opera en la Ciudad de México y se involucró en el atentado contra el titular de Seguridad Pública capitalina, Omar García Harfuch, en junio de 2020.
La información recabada en el gabinete de seguridad nacional refiere que la primera vez que las autoridades mexicanas, específicamente miembros del Ejército, localizaron un cultivo de plantas de hojas de coca, ocurrió en septiembre de 2014 en el pueblo de Tuxtla Chico, en Chiapas. Militares y agentes federales localizaron mil 639 plantas, luego de la detención de tres personas en posesión de 180 kilos de hoja.
En ese entonces, el hallazgo fue considerado “preocupante” por el representante de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Antonio Mazzitelli.
El pasado 8 de febrero, en el municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, elementos del Ejército, al realizar un reconocimiento terrestre entre el río Santiago y El Porvenir, localizaron un laboratorio rústico y plantíos de coca con una superficie de más de 20 mil metros cuadrados (2.04 hectáreas), además de un vivero con aproximadamente 2 mil plantas de coca.
En el interior del laboratorio había dos prensas metálicas, un saco de cal de 20 kilogramos, un tanque de capacidad de 45 kilogramos, cuatro recipientes de vidrio de 2.5 litros con etiqueta de “ácido clorhídrico”, entre otros materiales para el proceso de la planta. Cada kilo de cocaína base requiere de 100 kilos de hoja, y un kilogramo de cocaína procesada puede cortarse hasta cinco veces para considerarse de calidad regular, indicaron las fuentes consultadas.
Un kilo de cocaína base se cotiza en territorio colombiano en costo que va de mil a 2 mil dólares, cuando esta cantidad de droga se localiza en la zona sur de México instituciones internacionales la cotizan con un valor de entre 2 mil 500 y 14 mil dólares; cada kilo de cocaína se valúa hasta en 20 mil dólares en ciudades como Tijuana, en Baja California, o en Ciudad Juárez, Chihuahua, refieren datos del Centro Internacional de Investigación y Análisis contra Narcotráfico Marítimo en el que participan más de 20 naciones.
Luego de este hallazgo, la Fiscalía General de la República (FGR) inició una carpeta de investigación y tras detectarse en pruebas de laboratorio que los plantíos localizados correspondían a hoja de coca, el Ejército reorientó sus patrullajes en materia de erradicación, para intensificar la localización y destrucción de plantíos.