Una de las secuelas de Covid-19 es la alopecia, y si bien dentro de los síntomas persistentes puede considerarse como el menor, comparado con el dolor articular o los trastornos cognitivos, la realidad es que también tiene un impacto importante en la autoestima y la calidad de vida de las personas, destacó Rodrigo Roldán Marín, responsable de la Clínica de Oncodermatología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Además, alertó que el confinamiento y los cambios de hábitos han favorecido la pérdida de cabello por estrés en las personas que no necesariamente se han contagiado del virus. El encierro por la pandemia, dijo, ha derivado en que se realicen múltiples labores de manera simultánea, como atender a los hijos, las actividades del hogar y el trabajo, que junto con el miedo a enfermar de Covid-19 han condicionado que se incrementen los niveles de tensión y ansiedad.
“Podría uno decir que no es trascendente (la alopecia) porque no me voy a morir de eso, pero hay consecuencias importantes de índole físico, sicológico y social, además de que evidentemente a quien empieza a perder el cabello, esto le genera estrés, ansiedad y suele mermar su autoestima”, explicó en conferencia virtual.
Roldán Marín detalló que el pelo no solamente cumple una función estética, sino también de fotoprotección. “Entre más oscuro sea y mayor densidad, mejor fotoprotegido voy a estar de la radiación del sol que me cae en la cabeza”.
Por otra parte, mencionó que en un estudio realizado en Estados Unidos se identificó que aquellas personas con algún grado de alopecia tenían 40 por ciento menos oportunidad de tener entrevistas de trabajo. Y se estima que 80 por ciento de las mujeres con alopecia sufre ansiedad y hasta 66 por ciento tiene signos de depresión.
Respecto al Covid-19, expuso que 20 por ciento de los pacientes recuperados refieren presentar caída de cabello, particularmente del tipo conocido como efluvio telógeno. Éste “ocurre semanas a meses posteriores a un episodio estresante sistémico”, que puede relacionarse con un evento de enfermedad, con la ingesta de determinados medicamentos –particularmente quimioterapia–, entre otros.
Añadió que el efluvio telógeno sucede a consecuencia de una transición folicular acelerada o prematura, donde el cabello pasa de una fase de crecimiento, rápida o bruscamente, a una de reposo en la que posteriormente se cae. Es 100 por ciento reversible, pero puede llegar a durar hasta seis meses.