A veces por candor o entusiasmo, en el boxeo se piensa que al conquistar un campeonato se domina el mundo. Pero no suele ser así. Mucho menos para las mujeres en este oficio, comenta la monar-ca en peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo, Yuliahn Cobrita Luna, quien antes de este título ya había ganado otro cinturón. Además, ser hija de un boxeador le permitió tener los pies bien asentados en la realidad.
“Cuando una empieza crees que al ser campeona todo será más fácil”, dice, “pero ya que lo tienes la realidad es otra, escasean retadoras que te convengan, no sólo como reto de boxeo, sino también económicamente; no se paga como quisieras”.
Desde octubre de 2020, cuando derrotó a Mariana Juárez, quien defendía el cinto de la división gallo, La Cobrita no ha regresado y no tiene una oferta atractiva en puerta. Estaba programada para marzo, después abril y ahora tiene que aceptar una pelea para mantenerse en ritmo. La revancha pendien-te con La Barby no tiene fecha concreta en lo inmediato.
“Muchas chavas quisieran pelear por el título”, admite, “pero en el boxeo tienes que aprovechar cada instante para tu causa, porque no sabes cuánto te dura. En la siguiente pelea se pierde todo aunque seas una buena contrincante, por eso como campeona debo elegir bien mi siguiente paso, un duelo de calidad y que me convenga en dinero”.
El combate que la llevó al título no fue una gran apuesta económica. El pago fue modesto y piensa que ahora debe intentar subir su sueldo. No es fácil en un deporte que, como tantos, castiga los salarios de las mujeres.
“No es un momento para esperar grandes cifras por las consecuencias de la pandemia. De por sí nos han pagado poco y me preocupa que esto de la crisis se convierta en un pretexto. Ojalá mejore”, concluyó.