La reducción del caudal en la colonia San Andrés, Azcapotzalco, significó para la familia de Laura Macías un gasto diario de 100 a 150 pesos en botellones cuando sus padres enfermaron de Covid-19. San Rafael, Santo Tomás, San Sebastián y Reynosa son otras donde han padecido escasez desde hace un mes.
Laura vive en la calle Refinería de Minatitlán y Gloria Torres en Campo Tulillo, dicen que entre 5 y 6 de la mañana comienza a disminuir el flujo hasta que “es un hilito y tarda horas en llenarse un bote”, a las 3 o 4 de la tarde deja de caer. Han solicitado pipas, pero tardan una o dos semanas según el turno, “o no llegan”.
Araceli Cuéllar, de la calle Coachilco, colonia San Marcos, lleva más de 60 años de vivir allí, pero desde el 2000, que empezaron a construir edificios, disminuyó la cantidad de agua, pero no al grado de que en un día no cae ni gota y como nunca habían padecido desabasto, pues carecen de cisterna y tinacos, por lo que la acarrean con cubetas de 20 litros desde el Campamento Mecoaya, a tres calles, donde hay un pozo.
En Coyoacán, autoridades locales afirmaron que el tandeo para la distribución en las colonias responde a la necesidad de sus habitantes y “no se permite ni permitirá, por ningún motivo, que se realice en función de intereses particulares, clientelares y/ o políticos-electorales”, ante denuncias ciudadanas de que candidatos empezaron a prometer pipas en actos públicos.
La alcaldía informó que hay instrucciones claras para que funcionarios de la Dirección General de Servicios Urbanos, que tienen a cargo el programa, atiendan las solicitudes directamente, así como las quejas ante posibles condicionamientos para el abasto.
Agregó que se trabaja en coordinación con la Fiscalía General de Justicia capitalina para denunciar los actos indebidos.