América venció a Tigres y lo desbarató. Lo derrotó 3-1 pero fue una labor de demolición futbolística y moral. Un doblete de Roger Martínez y la osadía telescópica de Jesús Aquino dejaron en el césped a los de la UANL con dos hombres menos por expulsión.
Tuvo un aroma de nostalgia con la presencia de afición limitada en las gradas del Volcán en Monterrey, donde después de más de un año volvió a recibir público tras la prohibición por la pandemia. Alrededor de 8 mil personas sirvieron para recordar lo que es el futbol con la gente.
El duelo ofreció una primera parte donde el América dominó la posesión y el tránsito de la pelota. De ahí que apenas a cinco minutos de iniciado el juego sorprendieron a los felinos con un gol. Roger Martínez recibió en el borde del área y tras colarse con soltura definió para vencer al portero universitario Nahuel Guzmán.
Al volver del descanso, Tigres por fin aterrizó en su propia cancha. Luis Quiñones, con esas zancadas que parecen inofensivas pero que en cualquier momento hacen daño, parecía que equilibraría el partido.
Cuando más letales eran los de la UANL, el americanista Jesús Aquino, interceptó una pelota de rebote, la bajó con el pecho, acomodó y prendió desde muy lejos de la portería. El esférico siguió un trayecto imposible para el portero y cayó el segundo de Las Águilas al 55.
Y Tigres empezó a desmoronarse. Carlos Salcedo recibió su segunda amarilla y su rostro reflejaba el arrepentimiento. Justo en esa zozobra, en un córner, Diego Reyes cabeceó el gol de Tigres a los 62. La euforia hizo que algunos aficionados se desprendieran del cubrebocas para gritar la anotación.
Roger Martínez volvió a sorprender al 67 tras un pase filtrado para cruzar un tiro que entró al arco, pero tuvo que ser verificado en el VAR por duda de fuera de lugar. Un minuto después ratificaron el gol.
Todo se descompuso cuando Rafael Carioca metió una plancha contra Álvaro Fidalgo que mereció la roja directa. Tigres quedó con dos hombres menos y la moral desmoronada.