Rangún. La Junta de Myanmar dijo que celebraría elecciones en un plazo de dos años, el primer plan que presenta para el retorno a la democracia desde el golpe de Estado del 1 de febrero.
Las tropas dispararon granadas de fusil contra manifestantes en la ciudad de Bago, cerca de la principal ciudad, Rangún, según informaron testigos y notas de prensa. Al menos 10 personas murieron y sus cuerpos se apilaron en la esquina de una pagoda, dijeron.
Medios locales reportaron que al menos 20 personas murieron y muchas resultaron heridas. No fue posible obtener una cifra exacta porque las tropas habían acordonado la zona cercana a la pagoda, afirmaron.
El portavoz de la junta militar, el general de brigada Zaw Min Tun, sostuvo en una conferencia de prensa en la capital, Naipyidó, que el país estaba volviendo a la normalidad y que los ministerios y los bancos del gobierno reanudarán pronto sus actividades.
Según un grupo de activistas, las fuerzas de seguridad han matado a más de 600 personas en la represión de las protestas contra el golpe. El país se ha paralizado debido a las manifestaciones y a las huelgas generalizadas contra el gobierno militar.
—Embajador de Myanmar ante la ONU lamenta falta de apoyo internacional-
El embajador de Myanmar ante la ONU, que se rebeló contra la junta militar que gobierna de facto en su país, instó este viernes a imponer una zona de exclusión aérea, un embargo de armas y otras sanciones para forzar la restauración de la democracia.
"Ahora se necesita una acción urgente y más enérgica por parte de ustedes", dijo el embajador Kyaw Moe Tun en una reunión del Consejo de Seguridad.
"El tiempo es esencial para nosotros", afirmó. "Por favor, por favor, actúen".
El embajador expresó su pesar por la "falta de una acción adecuada y firme por parte de la comunidad internacional, especialmente del Consejo de Seguridad de la ONU" tras el golpe de Estado del 1 de febrero. Kyaw Moe Tun acusó a la junta militar de atacar deliberadamente a los civiles y expresó su angustia por la muerte de niños.
"Debería declararse una zona de exclusión aérea", aseguró, "para evitar más derramamiento de sangre causado por los ataques aéreos militares sobre zonas civiles".
"No hay duda de que estos actos no son aceptables para todos nosotros en este mundo moderno", agregó.
"Creo firmemente que la comunidad internacional, en particular el Consejo de Seguridad de la ONU, no permitirá que estas atrocidades sigan ocurriendo en Myanmar".
El embajador pidió asimismo un embargo internacional de armas y la congelación de las cuentas bancarias relacionadas con los miembros del ejército y sus familias. Y reclamó la suspensión de toda inversión extranjera directa hasta la restauración del gobierno democráticamente elegido.