Berlín. El gobierno de Angela Merkel va a reforzar la legislación sanitaria de lucha contra el Covid-19 para poder imponer restricciones a toda Alemania, una medida radical en un país federal pero necesaria para hacer frente a las tensiones entre las regiones.
Esta reforma permitirá obviar, si es necesario, las resistencias regionales y locales, en un sistema federal que otorga importantes prerrogativas en materia de salud a los Länder.
Elogiado como la clave del éxito alemán al principio de la pandemia, el federalismo es ahora criticado por frenar la toma de decisiones, en unos momentos en que el país sufre una "alarmante" tercera ola de la enfermedad.
"Alemania sigue siendo presa de la pandemia, el número de infecciones sigue aumentando, al igual que el número de pacientes en cuidados intensivos, el país se encuentra en medio de la tercera ola", dijo el viernes a la prensa una de las portavoces de la cancillería, Ulrike Demmer.
"Por eso, el gobierno federal y los estados [federales], en concertación con los grupos parlamentarios del Bundestag, acordaron modificar la ley sobre la protección contra las infecciones y reglamentar sobre una base federal uniforme las restricciones a adoptar" añadió.
"El objetivo es crear normas nacionales uniformes", dijo, y añadió que la enmienda se presentará al gabinete el martes.
De forma automática
No se trata de una declaración de guerra a las regiones, precisó el gobierno, que insistió en que la medida se decidió en "concertación" con los dirigentes locales.
Desde hace varias semanas, el gobierno y las regiones están divididos sobre la respuesta a la crisis sanitaria.
Angela Merkel lleva meses adoptando una línea dura en materia de restricciones. A finales de marzo, lanzó una advertencia a los gobiernos regionales, que no respetaban las restricciones.
La reforma legislativa prevé que estas medidas se apliquen a partir de ahora de forma automática y obligatoria en todo el territorio.
El gobierno todavía no precisó concretamente cuál será su contenido, pero varios medios afirmaron el viernes por la noche que entre las medidas se contempla un toque de queda de 21H00 a 05H00, una restricción inédita a escala nacional y muy controvertida.
Todos los comercios considerados "no esenciales", para los que se flexibilizaron las medidas a nivel local en algunas zonas, deberían volver a cerrar. También deberían cerrar las escuelas en aquellas áreas en las que la incidencia supere los 200 puntos, según el diario Bild.
Los lugares culturales, bares, restaurantes, negocios no esenciales y clubes deportivos llevan meses clausurados.
El viernes, la tasa de incidencia era de 110 en Alemania, con unos 25.464 nuevos casos de covid-19 reportados en 24 horas.
"Dramático"
"Necesitamos un cierre para romper la ola actual", advirtió el ministro de Sanidad, Jens Spahn, en una rueda de prensa.
"La situación es muy, muy grave", abundó Lothar Wieler, director del instituto nacional de vigilancia sanitaria RKI, advirtiendo que el número de pacientes hospitalizados de entre 35 a 49 había "aumentado considerablemente".
Los médicos de cuidados intensivos también alertaron de la evolución: "la situación es realmente muy dramática", dijo el presidente de su asociación, Gernot Marx.
Con la centralización de las decisiones, Alemania acaba con las largas sesiones de negociaciones entra la canciller y los 16 estados. La última, a finales de marzo, terminó en fracaso.
El próximo encuentro, previsto el lunes, se anuló.
En su pulso con las regiones, Merkel no perdonó a uno de sus principales candidatos a sucederla en su campo conservador, el jefe del partido democristiano CDU Armin Laschet, férreo defensor de la autonomía de las regiones.
Su principal rival en la carrera para ser candidato, el dirigente bávaro Markus Söder, pidió por su parte reforzar las prerrogativas del Estado.
Una reunión entre los parlamentarios de la derecha alemana, el domingo, dejará entrever la situación de los dos dirigentes. La CDU tiene que escoger próximamente a su candidato para las legislativas del 26 de septiembre.