La semana pasada narré mis actividades principales en tres periodos de mi vida profesional, destacando lo relacionado con mi vocación de lucha contra la pobreza y promoción del florecimiento humano: 1976-1982, investigación en Coplamar sobre necesidades esenciales; 1988-1992, investigación-acción en el Proyecto Regional para la Superación de la Pobreza del PNUD en América Latina (sede Bogotá); y 1998-2003 mi involucramiento desde el Poder Legislativo, primero como asesor de dos congresistas del PRD y luego como diputado (del PRD), en la génesis y aprobación de la Ley General de Desarrollo Social. Mencioné mi incorporación como profesor-investigador de tiempo completo en El Colegio de México (Centro de Estudios Sociológicos, CES) en 1992 y como comentarista/columnista semanal en La Jornada (1995). En 1993 me integré al SNI (Sistema Nacional de Investigadores) y me vi sometido (igual que muchos otros) a la presión que el SNI ejercía para que sus integrantes tuvieran el doctorado. Había estudiado economía (1962-66) en la ENE (Escuela Nacional de Economía, hoy Facultad) de la UNAM y contaba con dos maestrías, una en economía, en El Colegio de México y otra en desarrollo económico con énfasis en desarrollo rural, en la Universidad de East Anglia en Gran Bretaña. Pero el SNI quería aceptar sólo académicos con doctorado y rara vez, a mí me tocó una de ellas, hacía excepciones, pero advertía que sin doctorado no se podría ascender a niveles II y III del SNI. Me inscribí en el programa de doctorado conjunto (tipo abierto) de la UdeG (Universidad de Guadalajara) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) plantel Occidente, que permitía hacer el doctorado y continuar trabajando. Empecé haciendo mi tesis doctoral sobre lo mismo que estaba investigando: la aplicación del MMIP (Método de Medición Integrada de la Pobreza que desarrollé en 1990-1992) a datos sobre México, tarea a que me dediqué varios años. Fue hacia finales de los años 90 que tuve una especie de epifanía que me hizo percibir como relativamente pequeño el avance en lo que podríamos llamar la escala de desarrollo humano el que se derivaría que una persona superara la pobreza sin cambios más profundos.
Cambié radicalmente mi tema de tesis. No recuerdo bien cómo fue el proceso que me llevó a tomar una decisión tan arriesgada: abandonar una tesis doctoral muy avanzada y empezar de nuevo con una tesis teórica. Además de las dificultades emocionales, estaban las intelectuales. ¿De dónde podría yo derivar una visión más amplia del ser humano que la que está implícita en los estudios de pobreza? Había leído el libro de Erich Fromm, Marx y su concepto del hombre (FCE) y algunos fragmentos de los Manuscritos económico-filosóficos de Marx. No hubiera bastado. Fromm da una visión del profundo humanismo de Marx, pero no retoma su concepción de la esencia humana. Afortunadamente para mí, en la oficina del Proyecto Regional del PNUD en Bogotá conocí a Libardo Sarmiento, economista y filósofo colombiano que se dio cuenta de mi interés en el tema de esencia humana (del que yo sabía muy poco) y me recomendó, en 1989, el libro que habría de cambiar a fondo mi desarrollo intelectual: Marxismo y ‘antropología’ (Grijalbo, México, 1985, 117 pp.) de György Márkus. Para junio de 1990 ya había asimilado este pequeño y profundo libro (que he leído decenas de veces), como se puede apreciar en las páginas que le dediqué a los rasgos esenciales del ser humano y a su manifestación en la historia, tal como los expresa Márkus, en mi pequeño libro Pobreza y necesidades básicas. Conceptos y medición (PNUD, Caracas, 1990, 64 pp.; disponible en mi página web). Este recuento explica: 1) El título de mi tesis, “ Ampliar la mirada. Un nuevo enfoque de la pobreza y el florecimiento humano”. 2) Que después del capítulo 1 que resume el enfoque al que llegué y algunos aspectos metodológicos de la tesis, el siguiente (de 20 en total) esté dedicado a describir y a apropiarme el contenido de Marxismo y ‘antropología’. 3) La preparación y publicación de un número temático de Desacatos. Revista de Antropología Social que relato enseguida. 4) Que mi interés en la evolución humana haya crecido y que, en la versión libro de la tesis (inédita) incluí una nueva sección en la que analicé si la postura de Marx-Márkus es coherente con lo que sostienen las ciencias de la evolución sobre la centralidad del trabajo en la especie humana con una conclusión afirmativa fuerte. Esta sección, con cambios, quedó incorporada en mi nuevo libro Pobreza y florecimiento humano (UAZ-Editorial Itaca, 2020, sección 2.6). Durante la preparación, como coordinador, del número 23 de Desacatos titulado “De la pobreza al florecimiento humano: ¿teoría crítica o utopía?”, avancé en nuevas rutas desarrollando más mi enfoque. En el folleto conmemorativo del décimo aniversario de Desacatos (2010) expliqué así el significado del número 23:
“Cuando decidí romper los marcos estrechos de los estudios convencionales de la pobreza y amplié la mirada para ver al ser humano completo, uniendo pobreza con florecimiento humano y distinguiendo pobreza económica de pobreza humana, tareas que llevé a cabo en mi tesis doctoral, no me percaté plenamente que la ampliación de la mirada –y la radicalización así implicada– iba necesariamente unida a la proyección de la mirada al futuro, a un futuro en el que el florecimiento humano fuese una realidad generalizada, para lo cual se requeriría la transformación social radical. Sin embargo, lo intuía, y por ello, al planear el número 23 de Desacatos. Revista de Antropología Social, en torno a los temas de mi tesis, convoqué a dos “futurólogos normativos” cuya labor no consiste en pronosticar el futuro más probable, sino en analizar o imaginar las condiciones del “futuro deseable”: György Márkus, quien (en Language and Production, 1986) analiza como nadie los finos matices de la concepción de Marx, sus problemas internos, sus inconsistencias y los retos que enfrenta en el mundo actual, y de Ruth Levitas (RL), quien ha escudriñado a fondo el pensamiento utopista, tanto el de los utopistas mismos como el de quienes han reflexionado sobre la materia (Marx y Engels, los socialistas utópicos, Karl Mannheim, Ernst Bloch, Herbert Marcuse, William Morris). Son dos miradas al futuro diferentes: teoría crítica y utopismo, pero con un mismo propósito, el florecimiento humano.
Desde que cambié el tema de mi tesis hasta 2007, cuando se publicó el número 23 de Desacatos, había ampliado la mirada y la había proyectado al futuro. En ese ejemplar hay análisis crítico, muchos debates implícitos y uno explícito entre RL y yo sobre tres distinciones que yo asumo y que ella ve problemáticas: entre N (necesidades) bajas y superiores, entre N y apetencias y entre N y satisfactores. También originó un debate entre Márkus y Bolívar Echeverría, por narrar aquí. Te invito a la presentación de mi libro Pobreza y florecimiento humano. Una perspectiva radical (UAZ-Itaca) el martes 20 de abril a las 13 horas. Comentaristas: Márgara Millán; María José Rodríguez y Lukasz Czarnecki. Transmisión por Face (centrodeestudiossociológicos.ces) y YouTube (Videoconferencias FCPyS).